Desde el punto de vista constructivo, la directriz que marca el criterio de diseño de los CPD es disipar la gran cantidad de calor que se genera por el funcionamiento de los servidores. Esto lleva a considerar el edificio como un contenedor hermético, por lo que se diseña de modo que presente las mínimas pérdidas térmicas a través de su envolvente. Así mismo los edificios han de estar concebidos para no ser obsoletos en el medio plazo y obtener un balance 0 en carbono.

Ante este reto las exigencias respecto a eficiencia energética, transmitancia, permeabilidad e impermeabilización, se convierten en figuras clave llegando a solicitaciones muy por encima del estándar de construcción determinado en el CTE.