Tanto el sector financiero como el asegurador han enfrentado con éxito los retos que se han presentado en la industria en los últimos años. Ahora se ven con la presión de actuar en base al crecimiento y la rentabilidad del mercado teniendo en cuenta la incertidumbre que envuelve a la situación actual.
Ambos sectores tienen varias características en común: trabajan con una amplia base de clientes muy heterogénea y cumplen con una regulación bastante exigente. Destacar entre ellas implica tener la capacidad de innovar dentro del espacio limitado que les permite la regulación. Y esto se traduce en: servicios de análitica avanzada, que aportan un valor añadido, y mejoran la experiencia del cliente. Y las dos están muy apoyadas en el uso de datos.
Todo esto está impulsando una modernización de la infraestructura tecnológica, que inicialmente estaba pensada para unas condiciones de mercado muy distintas a las actuales. Los datos, al principio, eran un recurso de valor añadido pero ahora resultan esenciales para poder ser competitivos. Resultan fundamentales para generar ingresos y marcar la diferencia mejorando la experiencia del cliente.
Teniendo en cuenta la situación y el futuro que se prevé, DE-CIX, el mayor operador de puntos de intercambio de Internet, junto a Interxion, proveedor europeo de servicios de centro de datos, han identificado las tres claves que están definiendo la transformación del sector financiero y asegurador:
Diferenciarse en experiencia de cliente
El cliente quiere vivir una experiencia de usuario fácil, cómoda y accesible. No quiere procesos que requieran de muchos pasos para completar la acción y si surge algún problema, necesita que se le ofrezcan soluciones de manera rápida y eficaz.
En caso de que aparezca algún imprevisto, los clientes o usuarios quieren poder comunicarse con la empresa de la manera que les resulte más conveniente. Ya sea mediante una vía tradicional, como puede ser una llamada telefónica, o a través de los nuevos canales digitales: un chatbot o WhatsApp; y poder hacer uso de cada uno de ellos sin fricciones.
Es decir, ya no es suficiente contar con un servicio superior sino responder a un alto estándar de experiencia de cliente. Pero para ello es necesario que se compartan los datos en tiempo real.
Responder con agilidad a los cambios del mercado
La inestabilidad del mercado hace que los clientes cambien su comportamiento constantemente y esto implica una fuerte presión para innovar. Para que las empresas respondan ante estos cambios de manera ágil, necesitan estar muy cerca de los clientes y conocerlos bien. O dicho de otro modo, estar habituados a tratar con altos volúmenes de datos aunque no estén estructurados y crezcan de manera exponencial.
Pero, aunque adaptarse al cliente es necesario, las entidades tienen que hacer rentable las necesidades del cliente. Y para ello se distinguen dos modos:
- Contar con la capacidad de interpretar los datos y tomar decisiones efectivas; como por ejemplo, aprobar una solicitud de financiación. Los modelos de datos son un aspecto diferenciador para tomar decisiones cuando la información es limitada. Estos modelos tienen que ser revisados constantemente e incorporar datos propios y de fuentes externas.
- Anticiparse a las necesidades: no solo hay que dar respuesta también hay que prever las necesidades y ser proactivos para evitar que el cliente encuentre las soluciones en un competidor. Así los actores pueden tomar medidas preventivas y así reducir los inconvenientes y los costes.
Construir confianza
La información que manejan ambos sectores es muy sensible y por eso la confianza digital es fundamental. Las empresas necesitan encontrar un equilibrio entre la explotación de datos y su seguridad y, sobre todo, garantizar su uso transparente.
De acuerdo al estudio Cisco Consumer Privacy Survey, donde consultaron a 2.600 consumidores de 12 países distintos, el 76% de los españoles reclama una mayor transparencia, además de asociarla con el respeto por los clientes.
Esto es un aspecto directamente relacionado contra accesos no autorizados a los datos y para protegerlos de una posible intrusión. Se trata de garantizar que éstos están protegidos para evitar el robo o el uso inadecuado. De hecho, el 21% de los españoles han realizado alguna consulta sobre sus datos, mientras que el 35% ha cambiado de proveedor por malas prácticas de privacidad.
Actualmente, las empresas deben invertir en construir una gran infraestructura especializada en ciberseguridad para proteger tanto su capital intelectual como la información de sus usuarios. En este sentido, es esencial la figura del ingeniero de seguridad, quien diseña, implementa y prueba sistemas completos y seguros.
Ante un escenario frágil, la tendencia, y solución, es migrar todo el ecosistema de una compañía hacia la nube.