Mientras el sur de Europa acompaña la transformación tecnológica y avanza en el desarrollo de infraestructuras digitales, los Data Centers Edge no presentan el mismo ritmo de evolución. La región compuesta por Grecia, Italia, Portugal, España, Chipre y Malta es una importante zona de conexión entre el Viejo Continente y el resto del mundo, pero ¿por qué el Edge no está cumpliendo las expectativas de la industria?
La previsión de un desarrollo más sólido del Edge Computing se apoya en la expectativa de demanda de aplicaciones que requieren baja latencia y alta velocidad de procesamiento, como recursos con Internet de las cosas, inteligencia artificial, realidad aumentada y ciudades inteligentes. Estas tecnologías generan enormes cantidades de datos que necesitan ser procesados de manera rápida y eficiente, lo que hace que la práctica de un procesamiento lo más cerca posible de su origen sea esencial para cumplir con los requisitos de tiempo real.
Sin embargo, la demanda de ese tipo de solución todavía no ha crecido al nivel esperado, según Juan Carlos Bernal, Partner en Valencia Digital Port Connect: “La principal razón (del despliegue lento del Edge), en mi opinión, es que algunas de las aplicaciones más sensibles a la latencia y que precisaban una computación próxima al cliente están teniendo un nivel de desarrollo y una demanda también más lenta”.
“En el caso del sur de Europa, y particularmente en la Península Ibérica, el foco de estos últimos años ha estado puesto en la construcción de grandes Data Centers. La decisión de los principales hiperscalares de declarar el sur de Europa como regiones cloud y la llegada de grandes infraestructuras de conectividad submarina es relativamente reciente, y la mayoría de las iniciativas de construcción de Data Centers han estado centradas en resolver estas necesidades, cuyos requerimientos estaban más en las grandes capacidades y donde la proximidad al usuario no es relevante. Es por ello que estamos viendo una gran concentración de grandes Data Centers en muy pocas ciudades (Madrid, Barcelona o Lisboa)”, añadió Juan Carlos Bernal.
Esta pregunta da nombre al debate que tendrá lugar el 22 de mayo en el Connect Madrid, cuando líderes del sector van a buscar la respuesta a esta y otras preocupaciones relacionadas con el despliegue de los Data Centers Edge.
Al anticipar algunas de las ideas que va a compartir en el panel, Pablo Casado de las Heras, Head of Global Data Center & Core Sites de Telefónica, respondió sobre cómo progresa el desarrollo de estas infraestructuras y presentó un análisis positivo: “¡A su ritmo! Esta respuesta pudiera solo entenderse como algo negativo al considerar que deberíamos haber desplegado mucho más rápido estas capacidades para habilitar que la tecnología transforme más aún nuestras vidas. Sin embargo, yo quisiera resaltar la connotación positiva de la expresión. Creo que en el pasado hemos aprendido de manera clara que debemos construir capacidades de manera flexible y escalable con el fin de evitar construir capacidades que luego queden ociosas. La industria está preparando sus activos para poder alojar las necesidades en un time to market reducido cuando la necesidad sea real”.
El desarrollo en las manos de las telecomunicaciones
Aunque no experimente un avance significativo en general, el Edge cumple un papel fundamental para el sector de telecomunicaciones, que es el principal responsable de su despliegue en el sur de Europa.
“Hasta ahora su desarrollo ha estado justificado casi exclusivamente por las necesidades de las compañías de telecomunicación, que los requieren para construir sus redes distribuidas. Los operadores han resuelto estas demandas con sus propias infraestructuras, edificios con energía y conectividad que tienen en la mayor parte de las ciudades, pero que no han recibido la catalogación de Edge Data Centers porque se consideran parte de su infraestructura de red”, afirma Juan Carlos Bernal.
No quedan dudas de que el Edge tiene muchas ventajas que aportar, y Pablo Casado cree que su aplicación aún cumplirá un papel esencial, más allá de las telecomunicaciones: “Es un hecho, gracias a los pilotos y pruebas realizadas, que construir capacidades en el Edge permite tener latencias por debajo de 10 ms. También es evidente que estas latencias permiten el desarrollo de aplicaciones que cambian radicalmente la experiencia de usuario. Hay que transformar el cambio de la tecnología en una necesidad de la sociedad. Esto requiere tiempo, tanto para que el ciudadano de a pie entienda como obvio y necesario estas capacidades como para que la industria encuentre la forma de desplegar estas capacidades de la forma lo suficientemente eficiente como para que el círculo virtuoso se cierre”.
¿Cómo avanzará el Edge?
Ya es posible identificar los próximos pasos de la evolución del Edge, pero algunos tipos de solución siguen lejos de alcanzar su potencial de uso.
“Empiezan ya a desarrollarse algunas aplicaciones de IoT, sobre todo industriales y contenidos de nueva generación (AR/VR) donde se requieren latencias menores de 30 ms y que ya necesitan el despliegue de Data Centers metro Edge (250 kW - 5 MW). Por otro lado, algunas aplicaciones de altísimos requerimientos de latencia, como la conducción autónoma, telemedicina, etc. aún están lejos de ser una realidad”, dijo Juan Carlos Bernal.
Experiencias pasadas pueden servir de referencia para entender el ritmo de evolución de las nuevas tecnologías. Pablo Casado considera que el avance de estas infraestructuras es cuestión de tiempo: “Siempre ha existido tecnología viable que ha tardado tiempo en convertirse en realidad y siempre por el mismo motivo, convencer o poner a nivel de usuario estas capacidades y demostrar cómo facilitan o ayudan en nuestro día a día. Estoy seguro de que dentro de poco entenderemos como normales el uso de estas capacidades de latencia cero y nadie entenderá el día a día sin la ayuda de estas”.
Además, es necesario más “apoyo también de las administraciones y las compañías públicas”, según Juan Carlos Bernal, para facilitar los procesos administrativos y el acceso a la energía que, aunque no plantea los mismos desafíos que los grandes Data Centers, comprende muchas más geografías y tramitaciones con múltiples entidades.
Los puntos de vista convergen al reconocer que la evolución ocurre a un ritmo más lento de lo esperado, pero mantienen la expectativa de crecimiento. Las previsiones no solo proyectan un futuro con una gran implementación del Edge, sino que también indican un importante papel de estas infraestructuras para aplicaciones que serán esenciales para el desarrollo digital en diversos campos.