La adopción de la Inteligencia Artificial (IA) está cambiando la forma en la que opera la industria automotriz: ha ayudado a las empresas a expandirse a nuevos mercados, optimizar flujos de trabajo y avanzar hacia la conducción totalmente autónoma. Deloitte estima que el mercado global de IA en la automoción alcanzará un volumen total de alrededor de 27 mil millones de dólares para 2025. De hecho, se espera que más del 70% de los estadounidenses posean vehículos conectados para 2025, con un aumento del 20-25% en la producción industrial gracias al mantenimiento predictivo.
Pero la verdadera revolución no se está produciendo por el desarrollo de nuevos vehículos y la forma de utilizarlos, sino por la cantidad de datos que se generan en torno a este ecosistema de movilidad -abarcan desde patrones de conducción y mantenimiento predictivo hasta el comportamiento de los usuarios y la optimización del tráfico-. NetApp, la empresa de infraestructura de datos inteligente, cuenta con clientes como Porsche o Mercedes, a los que ayuda a eliminar silos, unificar cargas de trabajo y gestionar datos -tanto estructurados como no estructurados- para poder afrontar los retos de esta industria en constante cambio.
De la industria 4.0 al vehículo autónomo
"El desarrollo del vehículo conectado y la adopción de la movilidad como servicio supondrán dos nuevos segmentos de negocio, que no solo permitirán a los fabricantes crear nuevas fuentes de ingresos, sino que también mejorarán la experiencia del usuario y fortalecerán la relación con los clientes", explica Jaime Balañá, director técnico de NetApp.
La industria 4.0 ha sido el principal impulsor de estas áreas. Gracias al uso de datos y tecnologías como la IA y el machine learning, los fabricantes están reposicionándose en un mercado cada vez más exigente. Estas tecnologías aceleran la producción mediante algoritmos entrenados, mejoran la gestión del ciclo de vida del producto y proporcionan información procesable para maximizar los beneficios. Cuando la IA se combina con la visión por ordenador, se mejora el control de calidad y se detectan anomalías en productos defectuosos aún en la fábrica. El mantenimiento predictivo, por su parte, evita hasta el 75% de los errores de producción e incrementa la productividad en un 25%.
En el caso de los vehículos autónomos, los datos generados dentro de los automóviles crecen exponencialmente a medida que evolucionan, y compartir esta información con los dispositivos de su entorno para funcionar de manera adecuada supone un reto difícil de superar. Mercedes-Benz, junto con NVIDIA y el soporte de NetApp, lidera en la producción de vehículos con autonomía de nivel 3, una de la más avanzada del mercado. Esta tecnología no solo mejora la seguridad y eficiencia del tráfico, sino que también puede reducir significativamente los accidentes causados por errores humanos, proyectando salvar más de medio millón de vidas entre 2035 y 2045.