Al pensar en ciudades inteligentes o Smart Cities puede venirnos a la mente una imagen en la que los coches sobrevuelan los núcleos de población, gafas que tienen incorporados dispositivos móviles y que proyectan hologramas en tres dimensiones, etc. Sin embargo, aunque esta idea futurista encaje en el término de Smart City, lo cierto es que actualmente muchas ciudades ya están consideradas como ciudades inteligentes. Lo son porque el término “Smart” abarca multitud de soluciones que trabajan para facilitar la vida de los ciudadanos.
Algunos puntos clave de este tipo de ciudades inteligentes pasan por:
- Transportes inteligentes y puntos de recarga de vehículos
- Educación
- Salud inteligente y digitalizada
- Movilidad y conectividad
- Iluminación inteligente
- Seguridad pública y gestión inteligente del tráfico
Todos estos aspectos persiguen un objetivo común: mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, conseguir un desarrollo accesible a todos los públicos e incrementar la eficiencia y eficacia a la hora de consumir recursos.
Carlos García, Director de OasIX en Aire Networks, recurre a la definición del NIST (National Institute of Standards and Technology) para ofrecer una rigurosa definición de Smart City. Señala que “Una Smart City es aquella que ha implementado sistemas ciber-físicos e IoT (Internet de las cosas). Las ciudades y comunidades que buscan implementar tecnologías avanzadas como los sistemas cibernéticos (CPS) y el Internet de las cosas (IoT) para mejorar la calidad de vida de sus residentes. Dicho sistema involucra dispositivos de redes cibernéticas y otros sistemas de soporte que funcionan con infraestructura física. Cuando se aplican al transporte, la atención médica, los servicios públicos y otros sectores, estos CPS e IoT podrían expandir y mejorar los servicios, promover el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida.” Por tanto, afirma que para considerar a una ciudad como Smart City tendrá que estar implementando medidas digitales para facilitar la vida a los ciudadanos.
Afirmaciones que comparte Ricardo Ambrona, Marketing Manager Spain en Eaton. En su caso explica que el propósito de una Smart City es “crear ciudades sostenibles económica, social y medioambientalmente, que mejoren la calidad de vida de sus ciudadanos, mediante un uso eficaz de los recursos disponibles”. Para ello, recuerda, deben cumplir con:
- Una base política, normativa y regulatoria sólida.
- Un plan estratégico consensuado y amplio, con enfoque al ciudadano.
- Una planificación y gestión integrada, para el intercambio de conocimiento.
- Un gobierno de datos abiertos, asegurando la comunicación entre agentes.
Ambrona señala que estos son los cuatro pilares básicos, habilitados por tecnologías de la información, que permiten digitalizar el ecosistema Smart City y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Este tipo de ciudades emplean los datos en tiempo real para permitir a los organismos y a las administraciones supervisar los acontecimientos en el mismo momento en el que estén ocurriendo. Esto, a su vez, permite analizar los cambios en los patrones de demanda y responder con una serie de soluciones más ágiles, económicas y -por ende- rentables.
Se calcula que para el año 2050 se alcance el 85%, a nivel mundial, en lo referido a ciudades inteligentes, según la Fundación Endesa.
Según el secretario general de la Red Española de Ciudades Inteligentes, las Smart Cities han crecido en los últimos años un 20%.
Cada vez más personas prefieren instalarse en los grandes núcleos de población. Las razones pueden ser muy diversas, pero generalmente coinciden en que estos territorios les brindan una serie de comodidades que no encuentran, o no en la misma medida, en otras zonas. Esto, a su vez, trae consigo una elevada dependencia -y cada vez mayor- a la tecnología y al tráfico de datos. De hecho, según la Revisión de las perspectivas de urbanización mundial elaborada por las Naciones Unidas, se prevé que la urbanización, combinada con el incremento de la población a nivel global, sume otros 2.500 millones de personas a las ciudades.
Esto fomenta el crecimiento de las ciudades inteligentes, que experimentan un auge constante. Según el Marketing Manager Spain de Eaton, muchos Ayuntamientos llevan a cabo distintas iniciativas que pretenden difundir su implementación mediante programas de digitalización, energías renovables o movilidad eléctrica, como son los Fondos Europeos (también conocidos como fondos Next Generation). Sin embargo, sostiene Ambrona, es necesario acelerar el despliegue de ciudades inteligentes para alcanzar una sociedad sostenible. De acuerdo con los datos publicados por la Agencia internacional de la Energía, las ciudades ocupan el 3 % de la superficie del planeta, siendo responsables del 67 % del consumo energético global.
Ambrona incide en que este aspecto cobra aún más relevancia atendiendo al último estudio publicado por Naciones Unidas, donde clarifica que en el 2050 las ciudades alcanzarán el 68% de la población mundial, con un total de 6.680 millones de personas.
Es importante no olvidar que, para poder diseñar un plan para convertirse en Smart City, es necesario definir una guía de ciberseguridad y privacidad. Sobre todo porque la información que tratan los servicios públicos es especialmente sensible.
La importancia de estar conectado
La pandemia ha forzado a muchas empresas a potenciar e incrementar su conectividad, pero no a cualquier precio, puesto que lo han tenido que hacer garantizando en todo momento la seguridad y la fiabilidad.
Actualmente estamos más que acostumbrados a llevar prácticamente toda nuestra información en el teléfono móvil y realizamos multitud de tareas y gestiones mediante el ordenador u otro dispositivo electrónico. Vamos a comprar y tenemos a golpe de click cualquier cosa, desde hacer una transacción, comprobar el saldo de nuestra cuenta o hacer cualquier otro tipo de operación, compra o consulta. Esto mismo sucede en el ámbito médico, sanitario, empresarial, etc. Y a su vez, todo ello -en la economía- genera ingresos.
Según las estimaciones de Gartner, a lo largo de este año habrá más de 20.000 millones de cosas conectadas a internet. Esto hace necesario que el acceso sea fácil y eficiente, puesto que tomar decisiones correctas -y basadas en la información- resulta esencial.
Algunos ejemplos de Ciudades Inteligentes
Madrid
La plataforma Mint (Madrid INTeleigente) permite que los ciudadanos inicien un feedback con las administraciones locales. A través de sus dispositivos móviles pueden dar a conocer al Ayuntamiento cualquier incidencia que se dé en la gestión y calidad de los distintos servicios públicos urbanos. Con ello se pretende conseguir que la ciudad sea mucho más sostenible. Algunos ejemplos que los ciudadanos pueden comunicar son: informar del mal estado de una acera o dar a conocer el fallo del alumbrado de alguna farola.
La ciudad también cuenta con la plataforma de participación ciudadana Decide Madrid que busca contribuir a la democracia directa en la gestión de la ciudad.
Barcelona
En el caso de esta ciudad, resalta su prominente uso de teléfonos inteligentes, así como su uso pionero en la gestión del tráfico mediante Bitg Data. Esta ciudad está considerada como una de las 25 más tecnológicas del mundo, según Business Insider. Barcelona está haciendo uso del C-Mobile, un proyecto que busca aumentar la conciencia en el uso de las carreteras. El sistema alerta a los usuarios si viene una ambulancia, policía, bomberos o si el semáforo se va a tornar pronto a rojo, entre otras cuestiones.
Cómo se fomentan las Smart Cities
Actualmente existen multitud de ciudades inteligentes, y con el paso del tiempo este número se irá incrementando de manera considerable. La mayoría persigue mejorar la burocracia, entre otros aspectos.
Si nos fijamos en el Índice IESE Cities In Motion podemos observar que las ciudades que destacan por excelencia son Londres, Nueva York y París. Sin embargo, Madrid y Barcelona (anteriormente mencionadas) también se cuelan en el ranking de las 30 mejores Smart Cities, según este estudio. La capital española ocuparía el puesto número 25, mientras que la catalana se encontraría en la posición número 26.
Con todos estos avances, así como la intención del resto de ciudades de no quedarse atrás, han ido surgiendo redes y planes que tratan de mejorar las características de las Smart Cities.
Se trata de una apuesta decidida por parte del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital para impulsar en España la industria tecnológica de las Smart Cities. Pretende, a su vez, ayudar a las entidades locales en los procesos de transformación dirigidos hacia las ciudades y destinos inteligentes. A este plan se han sumado multitud de ciudades repartidas por toda la geografía española. El Plan establece una política industrial para promover el crecimiento del sector tecnológico y su capacidad de internacionalización, para lo que se apoya en el tejido asociativo industrial y municipal existente en el país. Asimismo, el Plan contempla la creación de un Consejo Asesor de Ciudades Inteligentes con objeto de coordinar esfuerzos, mejorar la comunicación y aprobar recomendaciones. En él estarán representadas todas las áreas implicadas en el desarrollo de las Ciudades y los Destinos Turísticos Inteligentes: instituciones, Red Española de Ciudades Inteligentes, representantes de la industria y expertos.
En este caso, la Red comenzó a gestarse en junio de 2011, tras la firma del Manifiesto por las Ciudades Inteligentes. Actualmente la RECI está conformada por 93 ciudades miembros, 43 municipios amigos y otras dos entidades asociadas Red.es y el Colegio de Ingenieros de Telecomunicación. Su objetivo es intercambiar experiencias y trabajar conjuntamente para desarrollar un modelo de gestión sostenible y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, incidiendo en aspectos como el ahorro energético, la movilidad sostenible, la Administración electrónica, la atención a las personas o la seguridad.
Según Francisco Javier Ridruejo, Secretario general de la RECI, esta red surge como consecuencia de la necesidad de compartir los problemas que atañen por igual a todas las ciudades, independientemente de su localización. Algunos de estos pasan por la movilidad, gestión del agua, atención al público o por la participación ciudadana. De ahí se dieron cuenta de lo importante y beneficioso que podría ser crear un foro en el que compartir experiencias y proyectos para ver qué ha funcionado y qué podría mejorarse, de cara al futuro. Aprender de las experiencias de los compañeros. Los técnicos de los ayuntamientos se dieron cuenta de este filón y con la puesta en marcha de la RECI comprobaron que les ahorra mucho tiempo y complicaciones adoptar proyectos, gracias a la visión de otros técnicos de consistorios distintos al suyo. Ridruejo explica que el primer presidente fue Santander, porque participó en un proyecto de Smart Cities. Tras ello vieron que había despertado el interés de muchas otras ciudades, por lo que se decidieron a crear esta red con el objetivo de dar forma legal a esta asociación.
Este año se celebra el décimo aniversario de la RECI, por ello han llevado a cabo un congreso que se ha desarrollado en Palma de Mallorca.
El papel de los Data Centers
Para que todo esto sea posible, los Data Centers juegan un papel indispensable. Los centros de datos Edge cobran una relevancia considerable, ya que minimizar la latencia al máximo contribuye a mejorar en gran medida la calidad de vida de las personas y usuarios de la red. Del mismo modo, Carlos García asegura que “los servicios que se pueden desplegar una Smart City van a necesitar procesarlo con unos requerimientos de latencia muy exigentes, esto hará que necesiten de Centros de Datos que estén lo más próximo posible. Tecnologías como IoT, sistemas de video-vigilancia avanzados o 5G son grandes demandantes de cómputo de proximidad”.
Como indica Ricardo Ambrona, la proximidad es un aspecto clave en el desarrollo de Centros de Datos, tal como demuestran las inversiones que empresas punteras en digitalización están llevando a cabo en España. En el caso de España la asociación Spain DC espera que en los próximos cinco años atraiga inversiones directas en infraestructuras físicas por valor de 5.000 millones de euros, mientras que la Comunidad de Madrid ha anunciado recientemente que recibirá inversiones de 680 millones de euros en nuevos centros de datos en los próximos años.
Una opinión que comparte Francisco Javier Ridruejo. En su caso señala que los Data Centers deben permanecer próximos a los lugares de operación de los datos porque, en caso de que se produzca un fallo, es necesario que un técnico pueda desplazarse rápidamente hasta el lugar, ya que a veces estos técnicos se contratan a terceras empresas, pero otras veces es el propio personal de un ayuntamiento el que debe ir a solucionar el problema. “La tendencia es que residan en cualquier sitio, en servicios públicos y que aseguren que cumplen con la normativa de protección de datos española”, explica Ridruejo.
Consumo energético intrínseco
Disponer de una ciudad inteligente y contribuir a mejorarla conlleva una serie de “costes”. El mayor de todos, y el más importante, es el energético. Se sabe que el sector de los Data Centers necesita un elevado volúmen de energía para poder funcionar de manera correcta. Los centros de datos no descansan, no pueden apagarse ni ralentizar su funcionamiento los 365 días del año, las 24 horas del día y eso conlleva un uso ininterrumpido de energía.
Las ciudades necesitan electricidad para funcionar. Sin embargo, el propósito de las Smart Cities se dirige a aumentar la calidad de vida de sus ciudadanos, por lo que la tecnología debe ayudar a alcanzar la sostenibilidad energética de la sociedad y, a su vez, tratar de reducir su consumo. Eaton en este sentido -recuerda Ricardo Ambrona- ha permitido que algunas infraestructuras, como algunos estadios de fútbol, sean capaces de producir electricidad mediante paneles solares. Éstos producen energía durante la semana y la almacenan en baterías de ión de litio.
Posteriormente, usan esa energía guardada para iluminar el estadio los días en los que hay partido. Pero no sólo esto, sino que también suministra energía a las viviendas colindantes para su consumo. Además de esto y con el objetivo de apoyar el desarrollo de una sociedad sostenible, esta compañía ha desarrollado nuevos Sistemas de Alimentación Ininterrumpida (SAI), que pueden almacenar la energía en períodos donde su coste es más bajo, para poder suministrarla cuando su precio sea más alto.
Por su parte, el secretario general de la RECI explica que, por un lado las Smart Cities consumen más energía, pero si se mira desde otro punto de vista es todo lo contrario. Para ejemplificar esta afirmación, Francisco Javier Ridruejo, sostiene que el alumbrado público suele consumir bastante energía. Por ello los proyectos para cambiar las luminarias son necesarios, pero no se tienen -en muchas ocasiones- los fondos suficientes para acometer estos cambios. Sobre esto, incide en que hay más sensores, más energía, más Data Centers y más consumo, pero a la vez el ahorro energético es considerable.