No hay nada como “negocios como los de costumbre” en el centro de datos, y 2020 no fue una excepción a esta regla.

Dado que el volumen de datos que entra en el centro de datos sigue aumentando, impulsado por una demanda de conectividad aún mayor, los planificadores de redes se están replanteando cómo pueden adelantarse a estos cambios.

En 2020, el 100G llegará al mercado de forma masiva, impulsando un número de fibras cada vez mayor, y los grandes centros de datos de hiperescala y basados en la nube se enfrentarán a su inevitable salto a los 400G. Con switches y servidores que requerirán conexiones 400G y 800G, la capa física también debe contribuir a un mayor rendimiento para optimizar continuamente la capacidad de la red.