Los centros de datos son fundamentales para nuestra actividad diaria, ya que hacen posible desde la gestión del transporte del que dependemos, hasta el funcionamiento de las cadenas de suministro que mantienen nuestros supermercados abastecidos. Todo se hace más sencillo, rápido y eficiente gracias a la conectividad de los centros de datos. Y, como ya se ha demostrado en los últimos años, son robustos incluso en las circunstancias más difíciles.
La creciente cantidad de trabajo que se realiza en ellos también hace más urgente la necesidad de que los centros de datos sean más eficientes energéticamente y se conviertan en un activo para las redes de las que dependen. De hecho, un artículo de Nature de 2018 ya apuntaba que los centros de datos y las redes asociadas a ellos podrían hacer que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) requirieran el 21% de nuestra producción total de electricidad en 2030.
Aunque las soluciones basadas en los centros de datos pueden ser a menudo más eficientes desde el punto de vista energético que los procesos a los que sustituyen, este crecimiento sigue siendo un problema si tenemos en cuenta la urgente necesidad de descarbonizar la producción de energía para cumplir los objetivos climáticos. Por ello, hay un esfuerzo global en marcha para que los centros de datos sean más sostenibles y realicen más trabajo con menos emisiones.
El reto de las energías renovables
Las fuentes de energía renovables aportan energía eléctrica verde, pero también plantean otros problemas y retos de ingeniería, como, por ejemplo, la fluctuación en su producción. Un sistema de red eléctrica debe hacer coincidir constantemente el consumo con la producción de electricidad, siendo algo fundamental para la estabilidad de la red y de la frecuencia. Sin embargo, si la producción de las fuentes de Energía Renovables Variables (ERV) fluctúa, es inevitable que aparezcan períodos de exceso y falta de suministro. Como solución, los operadores de la red están desarrollando formas de gestionar este posible desajuste, en las que los consumidores también deben aportar su granito de arena. Sus sistemas eléctricos in situ, especialmente los de energía de backup, pueden ayudar a estabilizar la red y, por tanto, a adoptar con éxito las energías renovables.
Los SAIs cobran cada vez más importancia para los centros de datos
Vivimos en un mundo cada vez más digitalizado que requiere cada vez más energía. Además, estamos asistiendo a una adopción de las energías renovables protagonizada por el entusiasmo, pero para mantener este impulso será necesario acometer innovaciones en la forma de mantener la seguridad del suministro.
Los centros de datos no pueden permitirse la inestabilidad de la energía, y por necesidad, deben estar "siempre encendidos" para dar soporte a servicios críticos. Para garantizar una alimentación continua, los centros de datos deben estar equipados con sistemas de alimentación ininterrumpida (SAI), para mantener todo en funcionamiento cuando falla el suministro de la red.
Un SAI debe responder instantáneamente a los cambios en el suministro, proporcionar grandes cantidades de energía y hacerlo con la máxima fiabilidad. En otras palabras, las cualidades que necesitan para apoyar el funcionamiento estable de los centros de datos también los hacen perfectos para proporcionar servicios auxiliares a la red, como la conexión o desconexión rápida de la red o la alimentación de energía. Estas acciones pueden estabilizar la red y contener su frecuencia.
No obstante, hacerlo realidad requiere cierto trabajo: el SAI de un centro de datos tendrá que conocer cómo funciona la red, mientras que ésta tendrá que estar preparada para recibir el suministro de los centros de datos, así como para proporcionarles energía. De esto trata el whitepaper, en el que desde Eaton hemos colaborado con Microsoft para mostrar cómo los centros de datos pueden apoyar a la red con pruebas en el mundo real. Un ejemplo de ello es el SAI que en la sede de Eaton en Dublín está proporcionando con éxito servicios de respuesta rápida a la red local reduciendo la demanda de las instalaciones cuando la frecuencia de la red cae.
Se trata de un replanteamiento completo del papel de los consumidores de electricidad en la red. Antes la transmisión de electricidad era unidireccional desde la producción hasta el consumo; ahora, estamos viendo cómo puede ser bidireccional e interactiva. Antes un sistema como un SAI era una necesidad operativa y un gasto necesario; ahora estamos viendo cómo puede ser una fuente de ingresos si se venden al operador de red de servicios auxiliares.
En cuanto a los centros de datos, estamos viendo cómo su importancia en la vida moderna va más allá de los servicios digitales. A medida que empiecen a apoyar la red de energía renovable, es posible que empecemos a verlos no sólo como centros de datos, sino como centros de energía que ayuden a descarbonizar la electricidad y a crear un futuro digital y sostenible para todos.