Según las cifras publicadas por el portal IoT Analytics, actualmente hay en todo el mundo unos 15 mil millones de nodos IoT en funcionamiento, unas cuentas que no incluye ordenadores, tablets o móviles. Se trata de una cantidad impresionante que indica su presencia cada vez más generalizada y que la misma fuente prevé que se duplique en 2025, también por un alivio generalizado previsto a las restricciones de suministros de la coyuntura.
En el ámbito específico de la industria, la introducción de IoT es clave para una digitalización de la actividad industrial centrada en la interconectividad, la automatización, el aprendizaje automático, la inteligencia artificial y el procesamiento de datos en tiempo real.
Esta digitalización se considera la cuarta revolución industrial – por eso ha recibido el nombre de Industria 4.0. Sus objetivos son mejorar los niveles de productividad, eficiencia, fiabilidad y rentabilidad. Y en este entorno de desarrollo, y dentro de los enormes cambios que experimenta el mercado energético y de las incertidumbres que despierta, una cuestión está bien clara: la electrificación está en auge y va a seguir siendo así en el futuro.
Una de las claves de IoT y la Industria 4.0 es el uso de los recursos de la nube y ello exige dotar de conectividad a todos los equipos que, de una u otra manera, forman parte de esta megainfraestructura.
Las consecuencias derivadas del uso cada vez más reducido de máquinas alimentadas por combustibles fósiles y su sustitución por motores y equipos eléctricos, incluidos los vehículos, representa una gran oportunidad para la electrónica de potencia, y también un desafío. El mayor es, probablemente, la exigencia de un mayor grado de eficiencia, que viene motivada por razones económicas y medioambientales.
La importancia eléctrica
Un aspecto más destacable de las tendencias en la electrónica de potencia es su progresiva combinación con el entorno digital y, en concreto, con el IoT.
El crecimiento de los dispositivos conectados ha llegado al entorno de la electrónica de potencia por medio de la comunicación de los equipos a través de la nube con el fin de facilitar y mejorar la supervisión. El mayor de estos desafíos es probablemente la exigencia de un mayor grado de eficiencia, que viene motivada por razones económicas y medioambientales.
Desde el punto de vista de la tecnología implementada en los componentes, crece el protagonismo de materiales capaces de proporcionar esa mayor eficiencia, como el carburo de silicio (SiC) o el nitruro de galio (GaN), idóneos para una conmutación rápida y de bajo consumo. Los nuevos equipos 5G IoT son ejemplos de ello, desde inversores solares hasta Sistemas de Alimentación Ininterrumpida (SAI/UPS).
Estos últimos, cuya misión es proteger los equipos frente a todo tipo de perturbaciones eléctricas y garantizar su suministro en el caso de que se produzca alguna incidencia, también se adaptan al reto del nuevo desarrollo industrial. Este factor, especialmente relevante desde el punto de vista de la seguridad cuando se manejan tensiones, corrientes y potencias elevadas, se plasma en el caso de Salicru en sus soluciones Nimbus, utilizadas para la gestión remota, el aviso de incidencias, el seguimiento del estado de salud del equipo y las acciones preventivas de mantenimiento.
La aportación del IoT a los SAI es la comunicación entre el sistema y la carga con el fin de conocer su estado y anticiparse a las necesidades de soporte. Esta información también puede ser gestionada de manera remota por responsables y técnicos, si bien ello exige tener en cuenta su ciberseguridad para evitar accesos no autorizados.
El SAI se convierte, por tanto, en un equipo altamente conectado y dotado de funciones avanzadas como el registro de eventos, la monitorización continua de la calidad eléctrica, la generación de informes sobre el estado de la batería, la carga y la temperatura, así como funciones de autodiagnóstico, entre otras. Y este control da una capa más de seguridad al permitir el análisis en tiempo real de una serie de parámetros, como el consumo, que incluso pueden determinar si alguno de los equipos está rindiendo de forma anormal, algo que puede suponer una fuga de energía (y por lo tanto, un fallo a corto-medio término) o una intrusión en un dispositivo conectado.
Y así seguiremos
Los principales fabricantes de SAI hemos incorporado IoT a nuestros productos. En el caso de Salicru, se ha desarrollado un departamento específico de Connected Software, especialmente dedicado al IoT y con el fin de dar respuesta a las exigencias de competitividad que se han descrito. Sus esfuerzos se destinan principalmente a optimizar la conectividad de sus equipos, así como a ofrecer soluciones cloud diseñadas a la medida de los requisitos de seguridad y protección de los clientes.