El consumo de energía renovable está en auge en todo el mundo, y en España en específico. En concreto, ya en 2016 y 2017 se produjeron en el país peninsular distintas subastas que, unido a la competitividad lograda por algunas tecnologías renovables, consolidaron la reactivación del sector. De hecho, si hacemos caso de las cifras, podemos ver cómo la energía verde está creciendo al ritmo más alto de los últimos años.

De acuerdo con los últimos datos de Red Eléctrica de España, correspondientes a mayo de 2021, la demanda de energía eléctrica mensual ha crecido un 11,1% respecto a mayo de 2020, siendo el 50,7% de la generación de la misma de origen renovable. La energía eólica, con el 23,4% de la producción, se sitúa a la cabeza, y en términos generales, durante mayo, se produjeron un 10% más de GWh “verdes” que en el mismo periodo de 2020.

A la vista está que las cifras son arrolladoras y que hay una clara tendencia del mercado por lo renovable. No obstante, este tipo de energías se encuentran con un desafío hasta ahora, de compleja solución: su volatilidad.

La disponibilidad de la energía eólica y solar aumenta cuando el viento y el sol están disponibles, lo que requiere un sistema de energía altamente flexible para, por ejemplo, hacer frente a los aumentos de la tarifa que las organizaciones tienen contratada con la compañía eléctrica en función de la hora del día en la que se ejecute el consumo. Esta nueva realidad energética requiere un replanteamiento radical de las relaciones entre los proveedores de energía, los operadores de sistemas y los consumidores finales.

Los centros de datos y el consumo energético

Queda por descontado que esta dinámica cambiante tiene un impacto significativo en el presente y futuro de los centros de datos. Dado que son de los mayores consumidores de energía del mundo (con un 3% del consumo energético mundial, el equivalente al consumo eléctrico anual de UK) – especialmente con el auge de la digitalización, la nube y el trabajo remoto fruto de la pandemia –, estas infraestructuras pueden desempeñar un papel vital en el apoyo a una futura estrategia y a un sistema energético europeo y estatal compuesto por fuentes de energía renovables.

La flexibilidad es la piedra angular de una red energética dominada por la generación variable de energía renovable. Sin soluciones para suavizar horas pico y valle en la demanda y la oferta, la red necesitaría costosas actualizaciones y una generación de respaldo, con los consiguientes costes repercutidos a los consumidores. En este sentido, los centros de datos pueden proporcionar esa flexibilidad, garantizando, así, que la transición a las energías renovables sea asumible y mucho más rápida de lo que podríamos pensar.

Para ello, es vital que los data centers asuman su responsabilidad para con el entorno y la sostenibilidad eléctrica y los gases contaminantes. Dado el imperativo de pasar a una economía neta de carbón cero, se requiere un enfoque directo: teniendo en cuenta que es una infraestructura diseñada para funcionar sin interrupciones, contar con sistemas de almacenamiento de baterías y reservas de energía para garantizar la sostenibilidad y la flexibilidad es vital. Y es aquí donde los centros de datos aún tienen mucho que mejorar.

El rol de las baterías y los sistemas de almacenamiento

Cualquier centro de datos moderno debe construirse con la sostenibilidad y el almacenamiento energético en mente. En este sentido, los sistemas de alimentación ininterrumpida (SAIs) adquieren un rol crucial, pues no solo permiten minimizar los tiempos de inactividad y mantener la instalación en funcionamiento, sino que, gracias a sus baterías, también pueden almacenar energía suficiente para gestionar las horas pico/valle y flexibilizar la necesidad de energía que circula por la red.

Al asignar solo una parte específica de la energía almacenada en el SAI para esta tarea, la función principal de back-up siempre se mantiene. Los algoritmos integrados en el sistema garantizan que solo la porción especificada de energía almacenada esté disponible para la red, y los parámetros para la interacción se pueden ajustar según sea necesario. La capacidad de reserva se puede dedicar a utilizar energía en determinadas horas, devolver electricidad a la red si ésta está sobrecargada u otras opciones. Si a esto, además, le añadimos que los SAIs utilicen baterías de ion-litio – como el 9PX, una de las últimas innovaciones de Eaton – para una mayor vida útil y un coste de mantenimiento menor, los niveles de eficiencia aumentan de forma considerable.

Al aunar sistemas de almacenamiento de este tipo con el uso de energía verde, los centros de datos pueden ayudar a habilitar y apoyar la transición energética. Es posible que se requieran nuevos mecanismos y regulaciones de mercado para lograrlo, pero los beneficios son claros.

Tecnología puntera para ir más allá

Para extraer todo el potencial de los SAIs en el camino hacia un futuro mucho más verde y sostenible, es necesario apoyarse en la tecnología y la innovación. Y por supuesto, contar con partners y fabricantes que buscan siempre ir un paso más allá.

En este sentido, desde Eaton hemos desarrollado nuestro sistema Energy Aware (reconocido en Data Center Dyanamics por el proyecto junto a Microsoft “Mission Critical Data center Innovation award en 2018 - DCD Awards 2018: Winners announced - DCD (datacenterdynamics.com)), que, por un lado, permite a nuestros clientes implantar y respaldar soluciones de energía sostenibles, optimizar el coste del suministro de energía de la infraestructura y crear flujos de ingresos adicionales a partir de los activos de protección de energía; y por otro, proporciona un control total a los operadores de TI y encargados de los SAIs de la energía almacenada, permitiéndoles elegir cuánta capacidad ofrecer y cuándo.

Con este sistema, los centros de datos – u otras infraestructuras que deseen implantarlo debido a un alto consumo energético – pueden hacer algo más que extraer energía de la red. Energy Aware proporciona un valor añadido al ayudar a los proveedores de energía a equilibrar la oferta y la demanda, o, dicho de otra forma, la energía generada y consumida.

Además, si la estructura de tarifas de la empresa de servicios públicos que use una compañía incluye recargos o penalizaciones por máxima demanda, con este sistema el SAI puede utilizarse para reducir los picos de consumo de energía, reduciendo, por ende, las penalizaciones por máxima demanda. En el caso de las instalaciones con tarifas de tiempo de uso, cargar los SAIs durante el tiempo de tarifa baja permite utilizar su carga en los tramos de mayor coste. El SAI pasa a ser un activo generador de ingresos que ayuda en materia de sostenibilidad y consumo energético.

Los centros de datos son una parte clave en nuestro progreso hacia la sostenibilidad y como tal, hay que empezar a actuar en consecuencia. Ya forman parte del tejido de la vida diaria; a medida que avancemos hacia un futuro más limpio, tendrán un papel aún más importante que desempeñar. Y solo lo podrán conseguir apoyándose en soluciones innovadoras.