Consideradas como bases antárticas emblemáticas por ser el primer establecimiento humano permanente ubicado debajo del círculo polar antártico y por registrar el primer nacimiento en la Antártida, entre otras cosas, las bases San Martin y Esperanza reciben energía eléctrica por medio de generadores HIMOINSA HFW 160 T5 y HFW 350 T5 capaces de operar en condiciones climáticas extremas como las habituales en la Antártida.
Dada su localización remota y las condiciones más exigentes de temperatura, los grupos electrógenos debieron ser trasladados e instalados tras una difícil y exitosa tarea realizada por el ejército argentino.
Energía continua las 24 horas
Con dos unidades de los modelos HIMOINSA HFW160 T5 y HFW 350 T5 instalados en las bases San Martin y Esperanza respectivamente, se suministra energía continua intercalando su funcionamiento. Esos lapsos de tiempo son aprovechados para realizar el mantenimiento necesario de los equipos.
La Base Antártica de San Martín está rodeada por imponentes glaciares y emplazada sobre los últimos metros de roca de un islote, la Base Antártica San Martín es uno de los paisajes más bellos de la Península. Perteneciente a la República Argentina y fundada en el año 1951 por su ejército, se trata de la primera estación construida en el continente y el primer establecimiento humano ubicado al sur del Círculo Polar Antártico.
Actualmente la base es habitada durante todo el año por unas 20 personas que se encuentran desempeñando actividades relacionadas con la meteorología, como así también tareas científicas en el LASAN (Laboratorio Antártico Multidisciplinario en Base San Martín) perteneciente al Instituto Antártico Argentino. Los grupos electrógenos HIMOINSA trabajan en alternancia, garantizando un suministro de energía continuo e ininterrumpido y se convierten en la única fuente de energía en toda la base.
La Base Antártica Esperanza está estratégicamente ubicada en la puerta de entrada a la península antártica en medio de un paisaje sin igual y rodeada de glaciares, montes y mar, la base es sin lugar a dudas una de las más particulares de la Península. Parecida a un pequeño pueblo, con sus casas recostadas sobre la ladera del cerro que alojan durante todo el año a unas 80 personas y reciben en la temporada cálida a más de 1000 turistas.
Fundada en el año 1952 con la instalación del faro que lleva su nombre, la base se caracteriza por ser el establecimiento civil permanente donde se registró el primer nacimiento humano en el continente Antártico.