La tecnología avanza al mismo tiempo que lo hacen las innovaciones en materia de telecomunicaciones. Si bien aún existen regiones en las que está llegando la red 5G, la realidad es que también ya se está pensando en la próxima generación de redes para datos móviles, el 6G. De hecho, tanto empresas como administraciones públicas están trabajando para que se convierta en una realidad.

Un mundo aún más conectado con distintas tecnologías que puedan converger y reproducirse en cualquier tipo de pantalla. Un ejemplo sería la realidad virtual, la aumentada y la mixta, que con la llegada del 6G prometen crecer aún más y mejorar la experiencia de los consumidores. Por otra parte, la inteligencia artificial y la computación cuántica también se beneficiarían de esta nueva red gracias a la incorporación de infraestructuras tecnológicas más sólidas.

En la actualidad, el 5G tiene tres características fundamentales que lo diferencia de la red antecesora: posee mayor ancho de banda, tiene baja latencia y amplias conexiones. En este sentido, la llegada del 6G supondría un paso más allá.

DE-CIX recopila las características fundamentales de esta tan esperada red de sexta generación:

  1. El 6G promete una mayor fluidez de datos así como velocidad de carga y de descarga. Recientemente, se ha precisado que el 6G podría alcanzar picos de hasta 1.000 gigabytes por segundo (Gbps), lo que facilitará el intercambio de información y de datos con latencias casi imperceptibles por los humanos. Esto quiere decir que de la velocidad de 20 gigabytes que cuenta la actual red de 5G, se avanzaría en la red 6G a 1 terabyte por segundo (Tbps).
  2. Siguiendo con la latencia, con la red 6G se espera reducirla considerablemente y hacerla 1.000 veces más rápida que el 5G. De esta manera, el tiempo entre estímulo-respuesta podría ser de 1 microsegundo (0,001 milisegundos) para que ocurran así transmisiones prácticamente en tiempo real ¿Esto puede ser posible? Desde luego que sí, sobre todo teniendo en cuenta que para la nueva red está previsto que se utilicen bandas de frecuencia más altas y tecnología de red sumamente rápida y sencilla basada en la nube, lo que ofrecería velocidades récord y esta posibilidad de latencia de microsegundos.
  3. La tecnología 6G promete ser más eficiente en términos energéticos, ya que consumiría menos recursos que la actual tecnología 5G y permitiría alargar la vida útil y eficiencia de los dispositivos. Si bien la red actual ya supuso un gran avance en este campo, disminuyendo en un 90% el gasto de energía en relación al 4G, el 6G lo haría de manera aún más efectiva. Si bien aún no está claro cuánto más eficiente será el 6G en materia de energía, en comparación con el 5G se prevé una mejora de entre el 50% y el 100% respecto a la actual generación de tecnología móvil. Esto será posible, en parte, gracias a un menor consumo de energía que requerirán los dispositivos en general, así como a un eventual apagado de la red en el caso de que haya menos usuarios conectados.
  4. Con el 6G, se espera que se avance hacia una frecuencia de terahercios, lo que supone un paso adelante en materia de velocidad y ancho de banda. La falta de mecanismos prácticos para generar, modular, transmitir y recibir señales a este tipo de frecuencias limitaron hasta ahora su adopción, pero el desarrollo de nuevas tecnologías y los avances en estudios sobre terahercios permiten pensar en que las comunicaciones de la nueva red se puedan dar en esta banda.
  5. Con la red 6G se espera que se logre una conectividad global real, donde los dispositivos puedan conectarse y comunicarse sin problemas desde cualquier parte del mundo, sea desde grandes centros urbanos o zonas más rurales. Esto ayudaría a reducir notablemente la brecha digital y a generar un acceso más equitativo a servicios y oportunidades. Es decir, el 6G no sólo proporcionará cobertura en tierra, sino que está llamado a ofrecer también una cobertura móvil 3D global y ubicua, integrando plataformas de gran altitud y constelaciones de satélites LEO. De esta manera, ofrecerá una cobertura verdaderamente global tanto en tierra, mar como en altitud.
  6. Gracias a la llegada del 6G tecnologías como la realidad extendida, la computación cuántica y la IA darán un paso hacia adelante. Será un punto de inflexión de las redes de comunicaciones, porque además de transmitir datos, también se podrán transmitir y desplegar rápidamente un amplio conjunto de modelos de inteligencia artificial que revolucionarán la manera en que esta tecnología aprende, interactúa y se aplica.
  7. El 6G contribuiría también con el Internet de las Cosas (Internet of Things o IoT por sus siglas en inglés) y a que los objetos pasen de ser una serie de dispositivos conectados a convertirse en dispositivos convergentes, que funcionen como parte de redes inteligentes. En este sentido y sumado a la llegada de la nueva red, pronto se empezará a hablar del ‘E2E’ (Everything to Everything), como la tecnología que conectará todo con todo, facilitando así la comunicación entre el mundo virtual y el real.

¿Se viene una tecnología intermedia al 6G en 2025?

Desde su llegada en 2016, la red 5G ha transformado notablemente la forma en que nos comunicamos y en que logramos acceder y enviar información. Si bien el paso que se dio desde la tecnología 4G a la 5G ha sido enorme, el salto que se pretende dar del 5G al 6G tiene todos los ingredientes necesarios para que sea el más grande en muchos años.

Sin embargo, conscientes de la importancia de realizar una transición de redes segura, se está planteando una opción intermedia, la red ‘5G+’ o ‘5G avanzado’, que está previsto se despliegue en 2025. Esta nueva red ofrecerá mejoras sustanciales a la capacidad actual de la red 5G, permitirá mayores niveles de automatización de la red y sentar las bases para la red de sexta generación en la que algunos países ya se encuentran trabajando. Ejemplo de ello es China que, por ejemplo, ha hecho públicas sus intenciones de presentar la próxima generación de redes a finales de la presente década; mientras que Corea del Sur por su parte, ha anunciado también una inversión de más de 450 millones de euros para poner en marcha, en 2026, 2 pruebas piloto que permitirán empezar a comercializar esta tecnología hacia 2028 o 2030.


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