Los precios del uranio han alcanzado un máximo histórico impulsado por los centros de datos de inteligencia artificial que han provocado una mayor demanda de energía nuclear.

Según un informe del Financial Times, el precio del uranio enriquecido alcanzó los 190 dólares por unidad de trabajo de separación, que mide el esfuerzo necesario para separar los isótopos del uranio. Se trata de un marcado aumento respecto de los 56 dólares de hace tres años.

El aumento de precios se produce cuando los grandes operadores de centros de datos han comenzado a priorizar la energía nuclear como fuente de energía crucial para sus operaciones.

El año pasado, AWS y Microsoft firmaron acuerdos para adquirir energía de las centrales nucleares. Además, Meta lanzó una solicitud de propuestas para identificar posibles desarrolladores de energía nuclear que respalden 1,4 GW de nueva capacidad de generación nuclear en todo Estados Unidos.

Los operadores de centros de datos también han respaldado la tecnología de reactores modulares pequeños (SMR). El año pasado, Amazon Web Services (AWS) firmó tres acuerdos de energía nuclear en Estados Unidos, incluido un acuerdo con Energy Northwest, un consorcio de empresas de servicios públicos estatales, que permitirá el desarrollo de cuatro SMR avanzados.

Además, Google anunció un acuerdo de 500 MW con el proveedor de SMR Kairos Power. La empresa espera que el primero de los seis o siete reactores del acuerdo entre en funcionamiento en 2030.

La limitación de la cadena de suministro ha agravado aún más los precios. Según analistas de Berenberg, el 27 por ciento de las importaciones de uranio enriquecido de Estados Unidos en 2023 procedieron de Rusia. Sin embargo, los precios se han disparado debido a las sanciones estadounidenses y a la prohibición rusa de exportar.

Se espera que el mercado se vea aún más restringido cuando expire una exención estadounidense para los importadores a finales de 2027. Esto presionará al sector a encontrar nuevas instalaciones que puedan convertir el uranio en pellets utilizados para alimentar reactores.

Aparte de Rusia, los países occidentales con instalaciones operativas de conversión de uranio incluyen a Francia, Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, los largos plazo de construcción y los elevados costos iniciales que implica la construcción de nuevas instalaciones podrían afectar seriamente la disponibilidad de suministro en el corto plazo.

"Simplemente no tenemos suficiente conversión y enriquecimiento en Occidente y es por eso que el precio ha tenido este tipo de movimiento, y ese precio sólo seguirá subiendo", dijo Nick Lawson, director ejecutivo del grupo de inversión Ocean Wall.

Según los analistas, una reducción de la disponibilidad podría aumentar los precios de entrega inmediata. Kazatomprom, la minera estatal de Kazajstán y el mayor productor de uranio del mundo, advirtió recientemente que la producción es menor de lo esperado.

“Cada vez vemos más que el material kazajo se dirigirá a China y Rusia, y menos a Occidente”, dijo Andre Liebenberg, director ejecutivo de Yellow Cake, un vehículo de inversión en uranio que cotiza en la bolsa de Londres. “Podríamos fácilmente ver una escasez de suministro a medio plazo simplemente por la falta de nuevos proyectos que puedan ponerse en marcha rápidamente”.