Sólo una de cada tres empresas en España está preparada para la digitalización, y tan solo un 20% utiliza servicios en la nube, según datos que maneja Carina Szpilka, presidenta de ADigital, y que dio a conocer durante la AWS Summit de Madrid celebrada el 21 de septiembre.
La responsable de la Asociación Española de la Economía Digital, plataforma que apuesta por la transformación digital en España, apunta que en el país todavía queda mucho camino por recorrer hacia la digitalización.
A día de hoy, un 5,6% del PIB proviene de la economía digital, en comparación con otros países más avanzados, como Reino Unido, donde esta cifra se llega a duplicar.
A diferencia de lo que todavía muchas compañías considera, “digitalizarnos no es simplemente tener una página web”. “Digitalizarnos es crear toda la cadena de valor del negocio a través de servicios digitales; digitalizarnos es usar el dato” para crear valor, apunta Szpilka.
Según indica la directiva, en el mapa mundial de la transformación digital España no tiene todavía el nivel de digitalización adecuado ni está aprovechando el “momentum”. “Pero estamos muy cerca, si hacemos bien las cosas se puede conseguir”, estima.
“En España, el nivel de confianza es muy alto, y también lo es el nivel de nuestra infraestructura y nuestras redes. En lo que tenemos un nivel bajo es en la confianza de las instituciones y empresas para realmente avanzar en esta digitalización”, añade.
En este cambio, Szpilka establece que hay tres factores clave. En primer lugar, la Administración, donde todavía queda mucho por hacer. “Hay que tener una regulación inteligente, tecnológicamente neutral y a prueba de futuro”.
El segundo factor fundamental son las empresas, que deben apostar por planes de digitalización y capacitar a sus equipos para hacer la transformación posible. Y finalmente, la directiva pone el foco en los individuos: todos deben estar preparados para el cambio que viene.
Para ello, no
obstante, es importante abordar dos grandes
retos a los que se enfrenta España: por un lado, la necesidad de capital humano, de profesionales dentro de las áreas
técnicas; y por otro, la inversión en
innovación, que todavía sigue siendo “una asignatura pendiente”.