El comisionamiento o commissioning es el conjunto de actividades necesarias para verificar que el proyecto ejecutado cumple con los requisitos (OPR) definidos inicialmente por el promotor.

Nos referimos tanto a los requerimientos que satisfacen las necesidades del promotor como a las exigencias operativas y criterios funcionales del operador. Sobre esto vendremos más adelante, pues es, en nuestra opinión, el verdadero sentido del commissioning.

Hay distintas metodologías de commissioning y con distintos enfoques, pero en centros de datos destacamos dos:

- las que siguen la metodología de ASHRAE 

- las que siguen la metodología propia de la certificación (Uptime, ICREA, TÜV en disponibilidad y CEEDA, BREEAM o LEED en eficiencia energética).

En el primer caso, se aprovecha una metodología muy bien descrita por ASHRAE y se extiende a todos los subsistemas del centro de datos.

En el segundo caso, la certificación en uno u otro nivel responde a un OPR (Owner Project Requirement) o requerimientos específicos del nivel de certificación requerida y la ejecución del commissioning responde a un modelo de commissioning “propietario” del certificador. Si bien es cierto que en el caso de BREEAM y LEED, dentro de sus metodologías, también se aplican los criterios de ASHRAE.

Hay quien considera que estas certificaciones no son más que un complemento del commissioning tradicional, solo que nos requerirá cierta información adicional y documentación complementaria: en nuestra opinión este matiz no es muy importante. Más bien lo contemplamos desde dos perspectivas que deben abordarse al principio del proyecto:

- la perspectiva del alcance

- la perspectiva de la autoridad de commissioning (CX)

                         

Metodología de ASHRAE

Pero antes de empezar con nombres raros, veamos de dónde proceden. La base de lo que hoy en día entendemos por commissioning y específicamente de centros de datos es la metodología de ASHRAE (“Design Considerations for Datacom Equipment Centers”), en la que se definen los famosos 5 niveles cuyo estudio debe de realizarse secuencialmente.

Nivel 1: Pruebas en fábrica

Nivel 2: Recepción de equipos en obra

Nivel 3: Inspecciones de montaje y pre-commissioning

Nivel 4: Pruebas funcionales

Nivel 5: Ensayos de integración (IST)

Pero a estos niveles llegamos a través de un diagrama de flujo de los procesos de commissioning donde se explican las distintas fases.

 

Diagrama de flujo de los procesos de commissioning

Los procesos de commissioning se desarrollan a lo largo de las distintas etapas del proyecto, desde el inicio del mismo: tanto en la definición de los requisitos del cliente, como en el diseño conceptual (ASHRAE llama a esta fase “pre diseño”), como en la ingeniería de detalle (“diseño”), como en la fase de construcción y en la fase de ocupación-operación-mantenimiento.


Diagrama
Diagrama de procesos de commissioning – Fuente: ASHRAE

Expliquemos brevemente estas fases:

Diseño conceptual – OPR (Documento de requerimientos de la propiedad)

El commissioning comienza en la fase de pre-diseño o diseño conceptual que es el que define el plan de commissioning. Durante esta fase se constituye el equipo de commissioning y se desarrolla tanto el OPR (Documento de Requerimientos de la Propiedad) como el diseño conceptual.

Todas las decisiones en las siguientes fases deben basarse en el OPR. Se determina un alcance y un presupuesto, así como un plan de commissioning inicial.

Una vez se produce la aceptación, pasaríamos a la fase de diseño o ingeniería de detalle.

Fase de diseño o ingeniería de detalle

La fase de diseño comienza con una revisión y actualización en su caso del Documento de Requerimientos del Cliente (OPR) y del Documento de las Bases del Diseño (BOD).

Se realizan las revisiones del diseño y la ingeniería de detalle.

Se determinan las necesidades de formación, la estructura del Manual de Operación y cómo se ha de construir mediante un checklist de requerimientos de construcción.

Con todo ello, se desarrollan los documentos que afectan al Commissioning de la Construcción.

Se actualiza la Planificación del Commissioning y tras una aceptación formal, podríamos pasar a la siguiente fase: la fase de construcción. 

 

Fase de construcción

Durante la fase de construcción, se actualiza el equipo de commissioning y se verifican las directrices del proyecto.

Se desarrollan los tests de procedimientos, se verifican los manuales de operación y que se ha completado el checklist de la construcción.

Se actualizan los documentos OPR y BOD y, de forma iterativa se resuelven las discordancias con la construcción para, finalmente, realizar y verificar las pruebas finales propuestas hasta la final aceptación previa a la Fase de Ocupación – Operación – Mantenimiento.


Fase de ocupación y operación

Durante esta fase, se realizan los test correspondientes a cada época del año, se verifican garantías, compromisos con el contratista, con los fabricantes (tanto los acuerdos previos como a los que se ha llegado durante la ejecución o en las inconsistencias de los resultados del commissioning en fases anteriores…).

Es en esta fase donde debe determinarse dónde, cómo y cuándo van a realizarse tanto los reportes como las revisiones de las “lecciones aprendidas”.

Debe de realizarse de nuevo una aprobación formal de la finalización de esta fase, de manera que quede acotada la misma.

Es importante porque, a partir de este momento, deberán de realizarse nuevos procesos de commissioning que nos permitan que la infraestructura evolucione.


A lo largo de la vida útil de la infraestructura…

A partir de la finalización de la fase anterior (o incluida en la misma si así entendemos la operación y el mantenimiento) se realiza lo que llamamos los procesos de comisionamiento continuo.

Se debe de realizar, normalmente de manera anual, un benchmarking de la infraestructura y verificar los cambios que se han producido, tanto de uso de la infraestructura, como de los subsistemas o del montaje. Tengamos en cuenta, y más en la actualidad, que si seguimos la recomendación de diseños modulares y escalables, implican que año a año va a haber cambios en potencias, densidades, capacidades, etc. que además debemos de verificar que estos cambios o evoluciones, previstas o no –lógicamente si están previstas, mucho mejor, pero si no es así, con más razón– debemos verificar el impacto que tiene tanto en el OPR (Requerimientos del Cliente) como en BOD (Bases de Diseño).

Si se producen cambios, debemos reflejarlos y documentarlos: cambios en el OPR, cambios en BOD o Sin cambios.

Si se producen cambios, debemos de actualizar toda la documentación correspondiente, es decir: actualizar los planos “as built”, actualizar los Manuales de Operación y Mantenimiento y sus correspondientes fichas de operación si es el caso y, por supuesto, verificar los planes de formación y que se adaptan correctamente al nuevo escenario.

Ante este escenario, es fácil entender por qué las certificaciones actuales no se dan indefinidas, sino que exigen una revisión o re-certificación, puesto que de otro modo, no estaríamos garantizando la correcta evolución de la infraestructura o al menos, no tendríamos la seguridad de que sigue respondiendo al OPR o al nivel de requerimiento propio de la instalación.

 

Cuándo debe realizarse

Como hemos visto, el commissioning no se limita a validar las pruebas de puesta en marcha de los equipos y subsistemas, sino que debe iniciarse en la fase de diseño con el fin de dotar al proyecto de un verdadero Plan Director de Commissioning o, como llaman algunos autores, Puesta en Servicio.

Es decir, desde el mismo origen del proyecto hay que determinar la profundidad y alcance del mismo, incluyendo por supuesto la inversión necesaria para su ejecución.

También se recomienda que los trabajos de commissioning deban de comenzar desde el principio del proyecto para evitar errores y no darnos cuenta de una desviación cuando es demasiado tarde.

En la mayoría de los procesos de certificación (tanto Uptime como BREEAM o LEED) se basa en la entrega de documentación en dos fases: la de diseño y la de construcción, pero cada una con sus peculiaridades.

Si comparamos por ejemplo entre BREEAM y LEED, la diferencia de lo que obtenemos en la revisión en fase de diseño es que en el primer caso (BREEAM) nos permite confirmar la puntuación total que se alcanzaría, mientras que en el sistema LEED la revisión en fase de diseño permite conocer ciertos requisitos que pueden ser documentados en esta fase pero no se verifican los trabajos de construcción, por lo que no es posible conocer de forma anticipada la puntuación provisional.

Como dijimos anteriormente, se trata de peculiaridades de cada certificación, pero en nuestra opinión no tiene mayor importancia.

Lo que sí es importante es darse cuenta de en qué momentos del proyecto se van a producir las discrepancias entre las eficiencias esperadas o los costes de operación previstos y la realidad, y éstos son:

- Durante la elaboración del diseño conceptual

- Durante la elaboración de la ingeniería de detalle

- Durante la instalación

- Durante la operación y en el mantenimiento


Isidro Ramos
José Luis Gómez (izquierda) e Isidro Ramos (derecha), de Aeon Ingeniería

Cuándo empieza y cuándo acaba

Tal y como hemos explicado anteriormente, debe empezar al inicio del proyecto: en su definición inicial y termina cuando termina la vida útil de la infraestructura.

No obstante, y con objeto de acotar los alcances de los distintos proyectos, lo normal es que se hagan de manera independiente al menos cuatro tipos que, en ocasiones, reciben distintos nombres o directamente no se conocen como commissioning:

- El de la fase de diseño, donde se determina el alcance y el Plan Director: se integra en las tareas del Diseño Conceptual, pero nadie se refiere a estos trabajos como commissioning cuando verdaderamente sí lo son.

- El de la fase de construcción y puesta en servicio que es el más conocido, y en el que en el caso de una infraestructura de misión crítica, es clave llegar al Nivel 5: los ensayos de integración o IST o de lo contrario la verificación queda incompleta, o por llamarlo en román paladino: carece absolutamente de valor. Es más peligroso tener apariencia de confiable que no serlo.

- El de la fase de inicio de ocupación que es continuación del anterior y es donde se definen los manuales de operación y mantenimiento, formación, etc. que requieren de la documentación del commissioning para su elaboración.

- El de la fase propiamente de operación (que en ocasiones y cuando no hay ninguna relación entre el equipo inicial de commissioning y el que lo ejecuta, este último lo denomina “retroCommissioning”).

- Podemos citar incluso la fase de cierre de la instalación (deCommissioning). No encontramos un interés especial en ponerle nombres distintos, sino más bien, saber qué estamos haciendo, qué queremos verificar y qué objetivo perseguimos: para qué lo hacemos.

Y decimos que en nuestra opinión esto es lo importante porque no siempre debemos de ver el commissioning como la herramienta para detectar errores de otros, sino darle el recorrido que verdaderamente tiene como herramienta para garantizar la disponibilidad y la eficiencia.

En este sentido, nuestra experiencia en todas las fases del ciclo de vida de las infraestructuras de misión crítica nos hace reflexionar sobre quién debe de realizar el commissioning y la conclusión es que sin experiencia es muy difícil, si no imposible, hacer un correcto commissioning.

Un ejemplo muy concreto: por mucho que sigamos la metodología, las pruebas de nivel 5 o IST no están escritas en ningún manual y deben de ser desarrolladas para cada proyecto.

La experiencia se obtiene de dos maneras: una por supuesto es en campo, pero la otra es sin duda a través de la formación.

 

Este artículo ha sido escrito por Isidro Ramos, tutor de DCPro, Data Center Specialist Design y socio fundador de AEON Ingeniería

 

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