Si los plazos se cumplen, en breve llegará a Bilbao el que ha sido catalogado como el cable submarino de mayor capacidad que cruzará el Océano Atlántico, bautizado como Marea, con una transmisión de hasta 160 Tbps y más de 6.600 kilómetros de longitud.

Sorprende su capacidad y también el tipo de empresas involucradas en el proceso: esta infraestructura no será construida por operadores de telecomunicaciones tradicionales,

sino por Microsoft y Facebook, y su operación recaerá en manos de Telxius, filial de Telefónica. Los gigantes tecnológicos pretenden con esta iniciativa responder a la mayor demanda de servicios cloud de la actualidad.

Pero no menos sorprendente es que el cable Marea será el primero que conectará Estados Unidos y el sur de Europa. ¿Por qué Microsoft y Facebook podrían haber elegido España como destino de esta relevante infraestructura de fibra?

Para Simone Bonannini, vicepresidente de la región Mediterráneo y CEE de Interoute, la decisión podría tener mucho que ver con el importante papel que está adoptando España en el escenario internacional, y que por ahora parece estar pasando desapercibido.

“Está teniendo lugar una especie de revolución, principalmente en España y en el Mediterráneo en general, y no está siendo bien entendida”, afirma el directivo en entrevista con DCD. “España tiene un nuevo rol como punto de conexión entre Estados Unidos, Latinoamérica, Europa y África. Va a llegar una enorme cantidad de datos a Europa y España se va a convertir no solo en un país de tránsito, sino también en un país de almacenamiento”, añade.

 

Una puerta abierta

Si bien el cable Marea es uno de los proyectos más grandes para transmitir datos con presencia en la región Mediterránea, no es el único en marcha en la actualidad. Procedentes de Asia llegarán también a Europa los cables SEA-ME-WE 5, con 24 Tbps de capacidad, y AAE 1, con cerca de 40 Tbps, que tendrán parada en Italia.

“La parte sur de Europa se está convirtiendo en un hub para crear comunicaciones entre Estados Unidos, Europa, África y Asia. Con las distintas iniciativas que hay en marcha, creo que España es en este momento el país más importante, es una puerta abierta que mira a Estados Unidos y a Latinoamérica”, apunta Bonannini.

Desde Latinoamérica, también, habrá en breve una conexión directa con la Península Ibérica. El cable submarino EllaLink unirá Brasil y España, conectando centros de datos en Madrid y São Paulo, además de en Lisboa, mediante anillos de fibra. Con 9.200 km de largo y una capacidad de 72 Tbps, se estima que cuando este cable entre en operación en 2019 se reducirá el tiempo  de transmisión de datos en un 40%.

 

Desde el sur

Pero no sólo hacia el Atlántico mira España. En este escenario hay que tener también en cuenta a África, un continente que, con 1.200 millones de habitantes, está absorbiendo cada vez más datos procedentes de otras regiones, según el directivo de Interoute. “Y si ahora el tráfico es de Europa hacia África, en el futuro cercano habrá un tráfico de vuelta, y África empezará a producir contenido también”.

“África todavía no tiene la infraestructura necesaria. Teniendo en cuenta que los contenidos tienen que estar lo más cerca posible y que Europa es políticamente más estable, durante años estos datos serán almacenados en data centers en España y en la parte sur de Italia”, indica. “España va a tener ahora el papel que otros países europeos tuvieron históricamente”, agrega.

A ello contribuirá también el nuevo cable submarino de fi bra óptica Orval, de la compañía Islalink y el operador Algérie Télécome, que une las ciudades de Orán (Argelia) y Valencia con una extensión de 560 kilómetros. Otra nueva conexión internacional que desemboca en España.

“España tiene muchas opciones de conectividad actualmente”, si bien la mayor parte de la demanda es todavía local o de compañías extranjeras que necesitan estar presentes en España, según estima Penny Jones, analista principal de 451 Research para el segmento de data center y servicios gestionados.

“No obstante, de manera creciente esperamos ver nueva demanda procedente de proveedores de servicios, proveedores de servicios gestionados e integradores, y posteriormente de proveedores de distribución de contenidos y otros actores que buscan acceso a África y Latinoamérica”, añade.

 

Se avecina competencia

La llegada de cables internacionales de gran capacidad y la mayor demanda de servicios por parte de regiones más emergentes va a alterar el escenario actual de centros de datos en España y la zona Mediterránea. Una mayor entrada de datos en el país implica necesariamente mayores necesidades de almacenamiento y de procesamiento.

“Un cable submarino de gran capacidad sin data center no tiene sentido. Y lo mismo ocurre al contrario: un centro de datos es inservible si los contenidos alojados no pueden estar disponibles para todo el mundo”, según Bonannini.

La situación futura requerirá, por tanto, una mayor capacidad de centros de datos, y aquí la competencia promete ser fuerte. “Todos los proveedores de data center incrementarán sus metros cuadrados en España. No creo que entren nuevos jugadores, porque el mercado es ya bastante competitivo y en general estamos viendo una tendencia a la consolidación en Europa, pero las empresas existentes incrementarán definitivamente su capacidad”, considera el directivo.

Los datos que manejan desde 451 Research parecen confirmar esta tendencia. A día de hoy, el mercado tiene una oferta operativa (es decir, espacio técnico ya disponible para clientes) de más de 37.600 m2, y la firma de investigación estima que a finales de 2018 se superarán los 46.400 m2. “Mucho de este crecimiento se atribuye a las nuevas opciones de conectividad que están llegando al mercado y a la demanda cloud”, según Jones.

Así las cosas, desde Interoute vislumbran un futuro en el que habrá tres jugadores importantes: los carriers, los proveedores de data centers y los proveedores de contenidos. “Interoute cubre ahora mismo dos piezas principales: como carrier y como proveedor de data center, tanto físico como virtual. Y estamos ya fuertemente involucrados en la parte de aplicaciones. Queremos ser un habilitador de la transformación digital en las empresas”, indica Bonannini.

Para el directivo, Madrid tendrá uno de los roles más importantes y cuenta con la mayor presencia de data centers en España, pero también Bilbao, Barcelona y Valencia asumirán un papel relevante. “Todo ello son buenas noticias para Madrid en el futuro, y da lugar a nueva historia que contar, con un fuerte giro internacional”, añade Jones.

 

La apuesta de Interoute

Conscientes de este panorama, Interoute decidió reorganizar hace poco su estructura regional para afianzar sus operaciones en el sur de Europa, creando una región que abarca una decena de países en Europa Central y del Este y el área del Mediterráneo: España, Italia, Grecia, Turquía, Rusia, Ucrania, Polonia, Hungría, Bulgaria y Rumanía. “Hemos tomado esta decisión porque realmente creemos que esta región está siendo cada vez más estratégica dentro de Europa”, según el directivo. 

La compañía también está al tanto a la hora de atender la nueva demanda de data center que se avecina. El centro de datos de Interoute en Madrid, inaugurado en 2014 con 1.000 m2 de espacio técnico, no está completo todavía, pero sigue creciendo a buen ritmo.

Si se cumplen las expectativas con el cable Marea, en 2018 empezarán a llegar mayores cantidades de datos a España, por lo que Bonannini estima que Interoute podría tener un nuevo data center en el país para 2019. “La demanda ya existe. Si Interoute no lo hace bien, habrá otros competidores que tendrán que asumir esa demanda. Éste no es el futuro, es el presente”, concluye el portavoz.