El escenario de crecimiento sustentable bajo en carbono al que el mundo aspira demanda un proceso de transformación profundo de los sistemas de producción y consumo de energía, en favor de las fuentes renovables. Aunque a principios del año anterior la inversión en este tipo de energías estaba impulsada por el creciente aumento en la capacidad instalada o los nuevos proyectos en carpeta; el coronavirus, el descenso y rentabilidad de las fuentes tradicionales y el desplome de los costes de generación eléctrica con renovables está abriendo el camino a un panorama favorecedor para la inversión en energías limpias a escala mundial y regional.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) revela que América Latina es una de las regiones más “verdes” del planeta en cuanto a generación de energía. Esto es así porque en torno al 60% del consumo eléctrico viene de fuentes de origen renovable (hidroeléctrica, principalmente), mientras que la media mundial no sobrepasa el 25%. Las energías renovables protagonizaron la mayor parte del crecimiento en la capacidad de generación de la última década. Ha pasado de 147 millones de kW en 2010 a alrededor de 220 kW en 2019. En este sentido, el desarrollo del ámbito de energías renovables en la región trata de sustituir paulatinamente el porcentaje de las fuentes tradicionales con otras alternativas más limpias. Se favorece así la descarbonización de las economías en un escenario donde se estima que la demanda de energía retomará el crecimiento anterior a la COVID-19, según un informe de la consultora KPMG.
Pero para alcanzar las metas de descarbonización es preciso intensificar los esfuerzos. Se necesitan políticas e inversiones “sin precedentes”, según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), lo que implica que los gobiernos introduzcan medidas enfocadas a mejorar el ambiente de negocios en sus países y que incluyan a las energías limpias dentro de su agenda de desarrollo y paquetes de estímulos, al tiempo que eliminan los incentivos y subsidios a los combustibles fósiles. En los últimos diez años, la inversión destinada a favorecer el uso de energías limpias en Latinoamérica ha sido destacable, ya que los países de esta región han pasado de invertir de media unos 10.000 millones en su desarrollo en 2010 a 100.000 millones de dólares en 2019. De hecho, IRENA señala que el 75% de la energía eléctrica que se produce en la región está producida por fuentes renovables y, en este sentido, en primer lugar destaca la hidroeléctrica, seguida por otras como la eólica y la solar. Además, Brasil lidera la generación de energías renovables.
También hay que agregar el aumento poblacional, que impulsará la demanda de electricidad, por lo que las energías renovables tienen un gran potencial de crecimiento en América Latina y se postularán como una de las opciones para satisfacer este incremento. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), las fuentes verdes tienen una participación en Latinoamérica que roza el 30%, mientras que a nivel mundial ese porcentaje está en el 25% y en los países de la OCDE no alcanza el 6%.
La mayoría de los países de Latam y el Caribe están planteando iniciativas post-COVID-19 centradas en la descarbonización de su sector energético, tratando de reducir la utilización de energías tradicionales que tengan su origen en recursos fósiles. Según expresan en “Barómetro de la Energía de América Latina y el Caribe 2020” de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), el sector energético de la región está encarando diversos desafíos que tienen que ver con la innovación tecnológica, la introducción de nuevas tecnologías o la eficiencia de los equipos y automatización de los datos, con el fin de mejorar el servicio y el bienestar de los usuarios finales como producto de la intervención del sector energético. En palabras de Alfonso Blanco, Secretario Ejecutivo de OLADE: “La emergencia sanitaria ha destacado el rol que tienen las energías renovables y la eficiencia energética, por su aporte para la generación de empleo, el incremento en la utilización de recursos naturales propios, la reducción en el uso de combustibles fósiles y el uso de energías limpias”.
En el barómetro se preguntó a los actores que forman parte de la industria energética si se mantendrá la cantidad de proyectos de energías renovables y si el coronavirus ha afectado a este tipo de iniciativas:
- 29% considera que se desacelerará
- 32% cree que se incrementará
- 38% opina que se mantendrá
Fortalecer el avance de las energías renovables
Con el objetivo de potenciar la transición energética en América Latina y el Caribe (LAC), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) firmaron este mes de marzo una alianza en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París de 2015. Dicha unión consiste en el intercambio de conocimientos que permitan promocionar la integración regional, la inversión en fuentes renovables, las finanzas y la mitigación de riesgos en esta zona.
En este sentido, las dos instituciones apoyarán sendas iniciativas. Por un lado, el Hub de Energía del BID y, por otro lado, la Plataforma de Inversión Climática de IRENA. Juntas trabajarán para “mejorar el acceso al financiamiento sostenible en la región, apoyando la creación de condiciones del mercado que sean propicias para las inversiones en energías renovables y que faciliten el desarrollo de proyectos de energía renovable”. De igual forma, ambas organizaciones están comprometidas a incrementar la ambición y la utilización de las energías renovables para apoyar la realización de los objetivos económicos y climáticos en la región.
“Facilitar el acceso a las finanzas sostenibles es fundamental para acelerar la transición energética del mundo”, dijo a este respecto Francesco La Camera, Director General de IRENA, en un comunicado. “La inversión en energía renovable debe duplicarse si queremos alinearnos con un camino seguro para el clima. El BID es un inversionista activo en la transición energética de América Latina y el Caribe y creo que a través de esta alianza podemos fortalecer los esfuerzos para poner a la región a la vanguardia de la agenda de descarbonización ”, agregó La Camera.
Importancia actual y futura de las renovables en los Data Centers
Las energías renovables tienen actualmente una gran relevancia en América Latina no sólo como respuesta a la demanda de capacidad futura, sino también como iniciativa del sector del Data Center en ser más verde. Esto es así porque nos encontramos en un mundo protagonizado por la digitalización y donde la información se multiplica por momentos, algo que impulsa el auge y crecimiento de los centros de datos y, consiguientemente, el aumento en la demanda de energía. Estas instalaciones necesitan cada vez más recursos para nutrirse y ser capaces de mantener los niveles de conectividad que se precisa actualmente.
“Un gran desafío que impone la electrificación de los países es el acceso a energía segura, económica y de origen renovable. Convencidos del impacto del medio ambiente, y tras los diversos acuerdos internacionales de promoción de la descarbonización, resulta inevitable dimensionar un centro de datos basado en la disponibilidad de oferta renovable”, afirma Regina Ranieri, Directora de Evaluación de Proyectos Energéticos de la Universidad CEMA, en una entrevista a DCD.
Por su parte, “la industria de los centros de datos ya ha logrado un progreso significativo con sus objetivos de energía renovable; el sector es el mayor comprador de PPAs y de energía renovable en general”, como expresa Marcos Peigo, CEO y Board Member de Scala Data Centers. De hecho, esta compañía recientemente anunció la construcción de tres nuevos centros de datos en Sao Paulo y certificó que toda la energía utilizada en sus instalaciones será renovable. El proveedor brasileño, respaldado por Digital Colony, es el primero en América Latina en ser totalmente renovable.
En el marco de la Agenda 2030 de la ONU, los futuros Data Centers deberán ser más amigables con el planeta. Un punto que favorece este proceso será, en palabras de Rey Martínez, Director de Data Center de Sonda México, que “la sostenibilidad y la rentabilidad ya no se consideran factores que compiten entre ellos”. Pero además de contemplar la utilización de las alternativas a los combustibles fósiles, se tiene que poner el foco también en la gestión de residuos.