El 5G sigue en proceso de implementación y aún hay países que aguardan para contar con esta tecnología. Pero, ¿qué viene después? ¿Todavía es pronto para hablar sobre 6G?
“Aún estamos viviendo el proceso de masificación del 5G, pero ya tenemos discusiones sobre el 6G desde 2020. Generalmente, la industria y los investigadores miran hacia la tecnología 10 años antes de su lanzamiento. Y con el 6G no es diferente”, responde José Felipe Ruppenthal, consejero del Instituto Nacional de Telecomunicaciones en Brasil (Inatel) y de Telco Advisors.
A diferencia de lo que ocurrió con el 5G, la sexta generación comenzó a discutirse con mayor anticipación. Con ello, se espera que haya un mayor aprovechamiento del potencial de esta tecnología, resultando en una mayor transformación en la vida de los usuarios. A pesar de que vemos aplicaciones que se adoptaron gracias al 5G, la expectativa creada aún no se ha hecho realidad.
“Varios puntos de la transformación que se esperaba con el 5G fueron habilitados. Ya comenzamos a usar soluciones de entrega vía dron, vehículos conectados, tráfico inteligente, etc. Pero lo que se decía, que el 5G iba a cambiar nuestras vidas, aún no ha ocurrido. El cambio se siente más en el sector B2C, con más banda ancha y más capacidad. En el sector B2B, el gran cambio esperado, no ha ocurrido. Lo que se decía sobre sociedades avanzadas y ciudades inteligentes, posibles con el despliegue 5G, tampoco ha ocurrido. Y no es porque el 5G no tenga capacidad, sino porque todo el ecosistema involucrado no estaba preparado”, comenta Ruppenthal.
El consejero de Inatel destaca cuatro pilares que explican el porqué esta expectativa no ha sido alcanzada: infraestructura (densificación de red), cobertura de red (alcance en el territorio), ecosistema (diversidad de aplicaciones desarrolladas por el mercado) y madurez digital (demanda y oferta para disfrutar de los beneficios de la tecnología).
En el caso del 6G, se espera que su potencial transformador sea alcanzado si estos cuatro puntos tienen un desarrollo superior al observado en la quinta generación.
“Si no resolvemos los problemas de densificación y cobertura, el 6G puede convertirse en un fracaso, y ese es el gran miedo del mercado hoy”, afirma Ruppenthal.
Al fin y al cabo, ¿cuándo tendremos el 6G y cuáles serán las ventajas?
La expectativa es que el mercado cuente con una solución comercial de 6G en 2030.
La próxima generación de redes móviles promete revolucionar la conectividad al ofrecer velocidades de datos extremadamente altas, latencia ultrabaja y la capacidad de conectar una cantidad masiva de dispositivos simultáneamente. Con el 6G, se espera la integración perfecta entre el mundo físico y el digital, posibilitando avances a una escala sin precedentes. Además, debe proporcionar mayor eficiencia energética y seguridad, soportando aplicaciones críticas como vehículos autónomos, telemedicina avanzada e industrias automatizadas, transformando profundamente la manera en que vivimos y trabajamos.
Uno de los principales cambios esperados con la sexta generación es una distribución mucho más amplia que el 5G y muy superior al 4G, a pesar de utilizar frecuencias más altas.
Otra ventaja es el hecho de que diversas aplicaciones ya serán nativas cuando el 6G sea lanzado, facilitando la integración, por ejemplo, con recursos mejorados de computación cuántica, inteligencia artificial e internet de las cosas, acercándose al concepto de internet de todo. En este sentido, también se destaca la integración con redes vía satélite, permitiendo una conectividad global con cobertura incluso en áreas remotas donde no hay presencia de redes terrestres.
“El uso de frecuencia de terahercios es uno de los puntos que más están en discusión, porque ya no hablamos de frecuencia de gigahercios, hablamos de terahercios, una frecuencia mucho más alta. Esto tiene pros y contras, pues exigirá una proximidad mucho mayor entre los dispositivos y las torres, pero trae una infinidad de capacidades. Incluso, la FCC (Federal Communications Commission) ya liberó las frecuencias de terahercios para pruebas de algunos fabricantes en Estados Unidos”, afirma Ruppenthal.
Mientras el 6G no se convierte en realidad, habrá una versión intermedia que posibilitará mejoras para la generación actual y garantizará una transición de redes segura. Llamada de diferentes maneras, como 5G+ y 5G avanzado, esta tecnología ofrecerá avances sustanciales a la capacidad actual del 5G, traerá mayor posibilidad de automatización de la red y asentará las bases para la próxima generación, siendo diseñada para soportar el 6G.
Antes de 2030, se esperan dos hitos fundamentales para definir el futuro del 6G. Hasta 2025, la Unión Internacional de Telecomunicaciones pretende establecer una estandarización de esta tecnología. Por su parte, el 3GPP (Proyecto de Asociación de Tercera Generación), un consorcio internacional de empresas del sector de telecomunicaciones, debe determinar hasta 2027 las métricas para su funcionamiento.