Por Peter M. Curtis, fundador de PMC Group I


Comencemos con una cruda verdad: la industria de infraestructura de misión crítica se encuentra en una encrucijada importante. En una época en la que la transformación digital ya no es un lujo sino un imperativo, nos enfrentamos a una paradoja.

Si bien la demanda de infraestructura para impulsar esta transformación se ha disparado, una generación entera de la fuerza laboral de la industria está a punto de jubilarse. En otras palabras, a medida que necesitamos más experiencia, estamos perdiendo la sabiduría de los profesionales experimentados. Sin embargo, cada desafío presenta una oportunidad.

Para la industria de infraestructuras de misión crítica, esta oportunidad reside en la inteligencia artificial (IA). Mientras la mitad de la fuerza laboral se prepara para irse, la IA está lista para llenar los vacíos. Pero no se trata sólo de mejorar la IA; se trata de la transformación que esta tecnología puede aportar a una industria que constituye la columna vertebral de nuestra sociedad.

El profundo impacto de la IA ya se está sintiendo en los centros de datos, los centros neurálgicos de nuestro ecosistema digital. Los algoritmos de IA, respaldados por el poder del aprendizaje automático, proporcionan análisis predictivos que optimizan todo, desde el consumo de energía y los sistemas de refrigeración hasta la asignación de recursos.

Considere esto: los centros de datos tradicionales dependen de configuraciones estáticas, a menudo conservadoras, para sus sistemas de enfriamiento para evitar el sobrecalentamiento de los servidores. La tecnología de inteligencia artificial, como DeepMind de Google, introduce un enfoque dinámico, ajustando continuamente la refrigeración en función de las necesidades del centro de datos. ¿El resultado? Una enorme reducción del 40 por ciento en el consumo de energía.

Esto no es sólo una victoria para la eficiencia operativa sino también para la sostenibilidad ambiental. Es un paso significativo hacia el logro de objetivos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), lo que demuestra que la IA no se trata simplemente de mejorar las operaciones comerciales; se trata de mejorar el mundo en el que vivimos.

El Proyecto Natick de Microsoft, un centro de datos experimental sumergido en el Mar de Escocia, ofrece otra visión fascinante de la IA en acción. El proyecto muestra el potencial de la IA para impulsar la innovación y al mismo tiempo superar los desafíos ambientales. El resultado: ahorros sustanciales de energía y una mayor sostenibilidad medioambiental. Demuestra que con la IA podemos reimaginar lo que es posible.

Ahora, proyectemos este potencial en la industria de infraestructura de misión crítica más amplia. Dado que se prevé que la industria al menos duplique su tamaño en los próximos diez años, a pesar de enfrentar la inminente jubilación de muchos profesionales experimentados, la IA se convierte en un actor aún más crucial.

La belleza de la IA es que no se limita a complementar la capacidad humana; lo realza. Nos ofrece la capacidad de integrar tecnologías como aprendizaje automático, robótica, realidad aumentada (AR) y realidad virtual (VR) para llevar nuestras capacidades al siguiente nivel.

Tampoco podemos ignorar el papel transformador de la IA en la gestión del consumo de energía. Junto con el Internet de las cosas (IoT), la IA está allanando el camino para centros de datos más flexibles, ágiles, rentables, seguros e inteligentes.

El resultado no son sólo mejores resultados empresariales, sino también un éxito empresarial proactivo y un escalamiento fluido. Muestra que cuando aprovechamos la IA y las tecnologías relacionadas, no solo estamos resolviendo nuestros problemas; nos estamos preparando para un éxito sin precedentes.

Ningún cambio viene sin desafíos. A medida que integramos la IA, debemos ser conscientes de los problemas que podría traer consigo. Una preocupación importante es el riesgo de sesgo en los algoritmos de IA. Si bien la IA puede examinar grandes cantidades de datos a velocidades increíbles, sigue siendo una máquina. Aprende de los datos que recibe, y si esos datos están sesgados, la IA se vuelve sesgada. Este sesgo puede conducir a resultados desiguales, que no podemos permitirnos en ningún sector, especialmente en los sectores críticos.

De manera similar, el potencial de la IA para automatizar tareas genera preocupaciones sobre el desplazamiento laboral. Si bien la IA puede llenar los vacíos que dejan los profesionales que se jubilan, también podría hacer que algunas funciones sean redundantes. Es esencial abordar la implementación de la IA centrándose en el reciclaje y la mejora de las capacidades de la fuerza laboral existente para adaptarse al panorama cambiante. Al brindar programas de capacitación y educación que equipen a los empleados con las habilidades necesarias para trabajar junto con los sistemas de inteligencia artificial, podemos garantizar una transición sin problemas y minimizar el desplazamiento laboral.

Además, la ciberseguridad es una preocupación primordial en la industria de infraestructura crítica y de misión crítica. A medida que confiamos más en sistemas impulsados ​​por IA, también debemos invertir en medidas de seguridad sólidas para protegernos contra amenazas potenciales. La propia IA puede desempeñar un papel en la mejora de la ciberseguridad al detectar y mitigar riesgos en tiempo real, pero debe implementarse con un fuerte énfasis en la privacidad de los datos y la integridad del sistema.

Para aprovechar plenamente las oportunidades que presenta la IA, la colaboración es clave. Los líderes de la industria, los proveedores de tecnología y los formuladores de políticas deberían trabajar juntos para establecer pautas, estándares y regulaciones éticas para la implementación de la IA. Esta colaboración ayudará a abordar preocupaciones como los prejuicios, la privacidad y la responsabilidad, al tiempo que fomentará la innovación y el uso responsable de la IA.

En conclusión, la IA tiene un enorme potencial para transformar la industria de infraestructuras de misión crítica. Desde optimizar las operaciones del centro de datos hasta mejorar las capacidades de la fuerza laboral e impulsar prácticas sustentables, la IA puede ser un lado positivo frente al desafío del envejecimiento de la fuerza laboral.

Al abordar la implementación de la IA con una cuidadosa consideración de los desafíos y oportunidades, podemos aprovechar su poder para crear una infraestructura más eficiente, resiliente y sostenible que respalde y sostenga nuestro futuro digital.