Las telecomunicaciones desempeñan un papel crucial en la sociedad moderna y tienen una importancia significativa en diversos aspectos de la vida cotidiana, la economía, la educación, la ciencia y la tecnología. Su importancia sigue creciendo a medida que la tecnología avanza y se integra en cada vez más aspectos de nuestras vidas. Sin embargo, todavía existen diversos retos por resolver para terminar de exprimir su potencial.
De la mano de Maryleana Méndez, Secretaria General de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET), hemos hecho un recorrido a la situación de algunos países de América Latina, sus desafíos y cuáles son las condiciones que deben darse para pasar al siguiente nivel y garantizar una conectividad eficiente y sostenible.
¿Cuál es la situación actual en el ámbito de las telecomunicaciones en Latinoamérica?
Las redes de telecomunicaciones son la base de la transformación digital y América Latina busca estar cada vez más conectada. La conectividad es una necesidad y los gobiernos en una u otra medida buscan que sus poblaciones estén conectadas. Tenemos una industria de telecomunicaciones en Latam dispuesta a invertir, pero hay desafíos como la inversión para que desarrollen redes y la puesta a disposición de suficiente espectro radioeléctrico en condiciones adecuadas.
Hay un crecimiento importante de la conectividad. Sin embargo, faltan elementos estructurales y regulaciones sectoriales y transversales para que se logre una extensión de redes mayor y, asimismo, mejorar las capacidades de estas redes. Estamos buscando que eso se dé y desde ASIET lo hacemos.
¿Hay muchas diferencias entre la situación de Latinoamérica y otros continentes?
Si lo ponemos en perspectiva, en general se habla de que estamos a un 95% de la región con cobertura de redes (al menos una red 3G cubriendo estos países). En un reciente estudio que publicó GSMA que habla de cinco países bastante representativos, estamos en un promedio faltante del 7% en internet móvil. Si eso se compara con Europa, que tiene cobertura del 99% de 4G, no hay grandes diferencias.
Cuando nos movemos hacia la internet fija, la fibra, empieza a haber diferencias importantes. La revolución en Latam ha sido móvil. Los servicios móviles son los que han permitido democratizar los servicios de acceso a Internet. Si tomamos ese 5% que nos falta para llegar a una cobertura universal, nos encontramos con las dificultades geográficas de Latam.
Para que las Américas tengan la extensión de conectividad necesaria requiere que los gobiernos actúen y establezcan condiciones para que se impulse esa conectividad. En Brasil, por ejemplo, para llegar la conectividad en fibra, tienen que hacer una red subfluvial, atravesando los ríos amazónicos para llevar la conectividad en fibra a ciertas regiones. Ese 5% está cubierto por redes satelitales y también las mezclas inteligentes de tecnología. Aquí hablamos del proyecto “Internet para todos” en Perú, que busca romper esas barreras geográficas de selvas, ríos, etc… que nos hacen llegar a niveles parecidos a Europa.
En definitiva, en móvil estamos en condiciones similares a Europa, en fijo nos encontramos por debajo y el impulso se basa en cómo llevar esta infraestructura a estos sitios y que tengan la demanda adecuada porque esos espacios son muy dispersos y de baja densidad poblacional, donde proyectos de otra naturaleza que no sean inalámbricos no son sostenibles.
¿Cuáles son los países latinoamericanos que tienen más desarrollada su infraestructura de telecomunicaciones?
Chile es la más desarrollada y ha hecho una muy buena labor. Tiene políticas públicas que han permitido extender el backbone, llevarlo a muchas poblaciones y que se pueda capilarizar la fibra a través de múltiples operadores. No significa que no tenga retos que superar.
Brasil también ha hecho un trabajo muy bueno en despliegue de 5G, en la licitación de espectro, donde el 90% del valor de la licitación son estas extensiones de conectividad, como parte esta red subfluvial mencionada anteriormente.
República Dominicana lidera junto con Chile los despliegues 5G de la región. Importante señalar que el sector privado, según el BID, es responsable del 75% en promedio del total de inversiones para el despliegue.
¿Algún reto en particular en el desarrollo de telecomunicaciones?
Primero. La mejora regulatoria es uno de los grandes retos en Latam.
Segundo. Costos del espectro como visión no recaudatoria. El espectro que no se utilice en favor de la población no vale nada, como país no se gana nada.
Tercero. Normativa para el despliegue de infraestructura a nivel de gobierno local. Ahí hay otro reto.
Cuarto. Demanda: que las personas puedan utilizar la conectividad y que lo hagan de manera productiva.
Desde ASIET trabajamos por la mejora regulatoria porque el ecosistema ha cambiado, hay más actores y también una velocidad de cambio tecnológico muy acelerado. Los ciclos entre tecnologías son cada vez más cortos y las posibilidades de rentabilizar las tecnologías se reducen porque se termina de instalar una y ya se lanza otra. Es un enorme reto para la industria de telecomunicaciones.
No somos ajenos a los temas de crecimiento del ancho de banda y del ancho de banda requerido por las big tech para pasar por allí sus aplicaciones y contenidos. Hay un reto a futuro.
¿En qué se está invirtiendo en la actualidad en el ámbito de las telecomunicaciones? ¿Cuáles son los movimientos que están haciendo dentro del mercado las telcos este 2023?
Se está extendiendo fibra y se están dando nuevas alianzas entre diferentes actores de las telco para hacer sostenibles sus inversiones, lo que conlleva un esfuerzo importante. Reflejo de esto son los cambios en las redes de fibra óptica que se están escindiendo y pasando a ser empresas en sí mismas. Las empresas de telecomunicaciones tienen un ojo puesto en servicios en ciberseguridad, IA o IoT, que son la siguiente generación de servicios que muchas telcos lo proveen como parte de su portafolio.
Insistimos en que se den mejoras regulatorias porque un mercado con tanta innovación y dinamismo requiere que la regulación le acompañe y que no haya obstáculos en la evolución del mercado per se.
A nivel tecnológico, ¿cuáles son las prioridades o desarrollos en los que se están enfocando las telcos?
Un elemento fundamental es lograr la rentabilización de las redes 5G, saber cuáles son los casos de uso apropiados para América Latina y cómo contribuimos el sector privado y público para desarrollar esos casos. Se han venido desarrollando varias licitaciones. Nos preocupan dos elementos: la parte de espectro radioeléctrico y los casos de uso.
Las empresas han estado en procesos de gestionar esos casos de uso en países donde ya se está entregando el servicio. Es necesario el acercamiento con universidades, con otras industrias para lograr la sostenibilidad de las redes 5G, que son las que a nivel de tecnología, desde el punto de vista móvil, han marcado un cambio importante en la forma de desplegar redes y los servicios que se pueden entregar.
¿Cómo prevén que sea el futuro de las telecomunicaciones en los próximos 5 años? ¿Se espera que se produzca algún cambio en particular?
Es difícil en una industria de tanta innovación preverlo, pero sí es necesario que a cinco años haya nuevos marcos normativos que se adapten a los hábitos de consumo y los ecosistemas sean sostenibles, que el espectro radioeléctrico esté disponible y sea utilizado de la manera más eficiente posible y haya una simplificación de trámites en el despliegue. Espero que en 5 años Latam se dé cuenta de que las redes de telecomunicaciones son la base para su digitalización. Requiere como estado y como usuario y como industria impulsar juntos esta conectividad inclusiva, es decir, que tratemos que la mayoría de las personas estén cubiertas.
Vemos una Latinoamérica más y mejor conectada en los próximos 5 años y pasa por un trabajo en conjunto con los países de la región.