La confiabilidad y resiliencia del centro de datos no son negociables. Estas instalaciones, que albergan activos digitales vitales y respaldan operaciones comerciales críticas, deben mantener un alto tiempo de actividad para satisfacer las demandas de un mundo cada vez más conectado.

En el centro de esta confiabilidad se encuentra el sistema de suministro de energía ininterrumpida (UPS) del centro, que garantiza un flujo de energía constante y protege contra tiempos de inactividad potencialmente catastróficos.

Una falla del sistema UPS puede provocar pérdidas financieras importantes, daños al equipo, pérdida de datos y erosión de la confianza del cliente. Según el Uptime Institute, más de dos tercios de todas las interrupciones cuestan a los centros de datos más de 100.000 dólares.

Los sistemas de energía de respaldo tienen otro imperativo cada vez más urgente: la sostenibilidad. Los inversores, clientes y reguladores están ejerciendo presión sobre las industrias, incluido el sector de los centros de datos, para que adopten prácticas respetuosas con el medio ambiente y, en última instancia, logren cero emisiones netas de GEI.

No adoptar la sostenibilidad conlleva riesgos que van más allá del daño ambiental. El daño a la reputación, las sanciones regulatorias y la pérdida de negocios de clientes conscientes del medio ambiente pueden afectar el resultado final.

Por el contrario, la adopción de prácticas sostenibles puede mejorar la reputación de una empresa, atraer inversiones y proporcionar una ventaja competitiva en un mercado cada vez más ecológico. Los sistemas UPS sustentables pueden ayudar a los centros de datos a lograr estos objetivos al reducir su impacto ambiental.

Entonces, ¿cómo se pueden hacer más sostenibles los sistemas UPS? Una clave reside en la elección de las baterías utilizadas en estos sistemas. Los sistemas UPS tradicionales a menudo dependen de baterías de plomo-ácido reguladas por válvulas (VRLA).

Si bien estas tecnologías se han considerado durante mucho tiempo un estándar, las químicas de baterías alternativas pueden ofrecer un camino hacia sistemas UPS más sostenibles, teniendo en cuenta una variedad de características:

Uso de materiales: Los materiales utilizados en las diferentes químicas de las baterías varían en su impacto ambiental durante su ciclo de vida. Por ejemplo, el níquel y el zinc son materiales seguros y abundantes que mitigan los peligros de las baterías, los riesgos para la salud y los problemas de escasez en comparación con el plomo y el litio utilizados en las baterías de plomo-ácido y de litio. Esta ventaja se mantiene hasta el final del ciclo de vida de la batería; el reciclaje de baterías de níquel y zinc utiliza menos energía que el plomo, lo que requiere una fundición a altas temperaturas que consume mucha energía.

Emisiones de gases de efecto invernadero (GEI): la producción, el uso y la eliminación de baterías contribuyen a las emisiones de GEI, que impulsan el cambio climático. Ciertas químicas y diseños de baterías, como las de níquel-zinc, tienen una huella de carbono de fabricación menor que otros tipos de baterías. También son energéticamente eficientes y tienen una larga vida útil, lo que reduce aún más estas emisiones.

Tiempo de recuperación del carbono: Este es el tiempo que le toma a un producto "devolver" el carbono emitido durante su producción a lo largo de su vida operativa. Un tiempo de recuperación de carbono más corto significa que el producto utilizó menos carbono en su fabricación y es más beneficioso para el medio ambiente.

Compuestos orgánicos volátiles (COV): los COV se utilizan a menudo durante la producción de baterías y pueden contribuir a la contaminación del aire y a problemas de salud. Las baterías que minimizan el uso de COV en sus procesos productivos son más sostenibles.

Huella hídrica: Se refiere al volumen total de agua dulce utilizada para producir un producto. La fabricación de baterías puede consumir mucha agua, por lo que elegir baterías que prioricen la eficiencia hídrica en sus procesos de fabricación contribuye a su sostenibilidad.

Huella energética: Es la energía total consumida durante el ciclo de vida de un producto, incluido su proceso de fabricación. Cuanta menos energía se utilice durante el ciclo de vida de la batería, menor será su huella energética y más respetuosa con el medio ambiente.

Estas características juegan un papel crucial a la hora de determinar la sostenibilidad de las baterías UPS en los centros de datos. Al comprender estos factores, los operadores de centros de datos pueden tomar decisiones informadas que favorezcan la sostenibilidad, reduciendo su impacto ambiental y manteniendo un suministro de energía confiable.

Por ejemplo, las baterías de níquel-zinc (NiZn) cumplen todos estos requisitos mediante el uso de abundantes materias primas con una huella de fabricación baja en carbono, lo que produce un tiempo de recuperación de carbono más corto que las baterías de plomo-ácido y de iones de litio.

A lo largo de su vida útil, las baterías de níquel-zinc utilizan un 95 por ciento menos de agua que las de litio y entre un 22 y un 33 por ciento menos de energía que las de iones de litio y las de plomo.

Los operadores de centros de datos, incluidos Corscale y Wyoming Hyperscale, han optado por utilizar sistemas UPS con tecnología NiZn para sus instalaciones, impulsados ​​en gran parte por sus métricas de sostenibilidad.

Según el análisis de Boundless Impact Research and Analytics, las baterías de níquel-zinc han alcanzado la calificación climática más alta de 9,4 sobre 10, lo que las convierte en una opción ideal para los centros de datos que buscan reducir sus emisiones de alcance 3 y alcanzar sus objetivos de sostenibilidad.

Considerar la sostenibilidad al implementar estrategias de resiliencia no sólo es bueno para el medio ambiente: es bueno para los negocios. La responsabilidad medioambiental se está convirtiendo en una necesidad más que una elección.

Al elegir sistemas de almacenamiento de energía UPS sostenibles, los centros de datos pueden mejorar su desempeño ambiental, cumplir con las crecientes expectativas de las partes interesadas y garantizar que sus operaciones sigan siendo resilientes y confiables.