Los centros de datos han adquirido un papel esencial en los últimos años. Su expansión ha sido tan grande que el mercado de los data centers ha llegado a tener un valor de 466.000 millones de dólares y se prevé que alcance los 948.000 millones para 2030. El auge de este sector está relacionado en gran parte con el crecimiento exponencial de los volúmenes de datos generados y consumidos en todo el mundo, que cuenta con una previsión de alcanzar los 175 zettabytes para 2030.
Sin embargo, la transición hacia la nube, el incremento de dispositivos conectados a internet y la creciente adopción de tecnologías como la IA, ha resultado en una demanda sin precedentes de almacenamiento y procesamiento de datos. En este sentido, los operadores de centros de datos se enfrentan al desafío de ampliar continuamente su capacidad para poder adaptarse a este nuevo ritmo. Este aumento en la demanda también conlleva desafíos significativos, y es que, a pesar de que los centros de datos representan actualmente entre el 1% y el 4% del consumo mundial de electricidad, se espera que la cantidad de energía requerida para administrar estos datos aumente en un 400% para 2030.
Además, este crecimiento tiene un impacto ambiental considerable. Un claro ejemplo es que la formación de un modelo de IA puede generar aproximadamente 25 toneladas de emisiones de CO2, junto con otras 25 toneladas producidas por la fabricación del hardware necesario y el consumo energético continuo. Esto se compara con el equivalente de aproximadamente 60 vuelos entre Londres y Nueva York. En respuesta a estas preocupaciones, muchas empresas del sector han firmado pactos de neutralidad climática, comprometiéndose a alcanzar la neutralidad de carbono en sus operaciones para 2030.
El sector se enfrenta también a la regulación gubernamental en el que la Unión Europea, por ejemplo, ha señalado a los grandes consumidores de energía y al sector de los centros de datos en particular en las modificaciones propuestas a su Directiva de Eficiencia Energética, en la que destaca la necesidad de que los operadores de centros de datos presenten informes y planes de sostenibilidad.
Una solución clara y efectiva: la adopción de un enfoque modular
Para abordar estos desafíos y garantizar la competitividad y sostenibilidad de los centros de datos, es esencial adoptar enfoques innovadores y eficientes. Una solución prometedora en esta dirección es la adopción de un enfoque modular en el diseño, construcción y operación de los centros de datos.
La modulación implica la entrega de unidades prefabricadas y preintegradas en el momento, lo que permite a los operadores aumentar la capacidad de manera rápida y eficiente. Es un enfoque flexible y escalable de la construcción de centros de datos que permite a los operadores aumentar su capacidad con un coste, una complejidad y un tiempo de construcción reducidos.
Los centros de datos modulares son esencialmente soluciones "plug and play". Cada unidad modular integra aspectos como requisitos eléctricos, de refrigeración, seguridad y controles en un solo sistema, lo que mejora la productividad de las personas que trabajan en el data center, ya que elimina la necesidad de que se trasladen al emplazamiento repetidamente.
Además de su flexibilidad y escalabilidad, el enfoque modular ofrece otras ventajas, como la capacidad de integrar soluciones sostenibles de manera más eficiente desde el inicio. La posibilidad de incluir sistemas de alimentación ininterrumpida (SAI), que se utilizan normalmente para suministrar energía de emergencia en caso de apagones, puede permitir que el sistema de alimentación de reserva de un centro de datos proporcione servicios auxiliares de energía a la red cuando sea necesario. Incluso permite un mayor control de la energía, lo que puede llevar a una mayor eficiencia energética y la generación de ingresos a través de la energía renovable. Esto, junto con el uso eficiente de un software DCIM puede ayudar a los operadores de centros de datos a medir, supervisar y modelar su rendimiento energético para garantizar que no se desperdicie nada o casi nada.
Además, los centros de datos modulares permiten ahorrar costes al adaptar estructuras no tradicionales para albergar la creciente demanda. La previsibilidad de los gastos es crucial, y la modulación asegura que todas las especificaciones en este sentido se definan antes de la entrega, eliminando sorpresas y garantizando economías predecibles.
Con la economía digital actual en la que operan la gran mayoría de las empresas, la necesidad de instalaciones para albergar infraestructuras informáticas y de almacenamiento es crítica. Un enfoque modular no solo simplifica la construcción y coordinación de centros de datos, sino que también aborda los desafíos más preocupantes del sector, como los medioambientales, la interrupción de la cadena de suministro y la expansión más allá de los clústeres tradicionales.
Aunque el enfoque tradicional seguirá teniendo el protagonismo, la modularización se presenta como una opción sólida y viable en el futuro de la construcción de data centers, allanando el camino para una infraestructura tecnológica más resistente y adaptable en un mundo digital que se encuentra en constante evolución.