Aunque el verano en el hemisferio norte no ha hecho más que empezar, grandes regiones de EE.UU., México, Canadá, Europa y Asia ya han sufrido olas de calor devastadoras. Los inmensos incendios en Canadá han disparado alarmas por la calidad del aire en todo ese país y la mitad oriental de EE.UU. Otras situaciones similares de calor extremo en Asia han causado cortes de electricidad a gran escala, mientras que Europa, el continente que más rápidamente se está calentando, continúa batiendo records de temperatura. Los expertos en refrigeración de centros de datos de Vertiv han publicado hoy unas directrices actualizadas para gestionar las situaciones de calor extremo.

El cambio climático ha hecho que los últimos ocho años hayan sido los más calurosos desde que se tienen registros, pero este año concretamente, con el fenómeno climatológico de El Niño empeorando la situación, muchas predicciones anticipan temperaturas de récord en 2023. Estas sofocantes condiciones ambientales y sus consecuencias generan retos importantes para los operadores de centros de datos, que ya libran una batalla diaria con el calor producido por sus instalaciones. Afortunadamente, existen varias medidas que las organizaciones pueden adoptar para mitigar los riesgos asociados con el calor extremo. Algunas de estas medidas incluyen:

  1. Limpiar o reemplazar los filtros de aire: la inquietante bruma anaranjada que envolvió la ciudad de Nueva York fue una impactante representación visual de uno de los impactos más inmediatos y severos del cambio climático. Para los operadores de centros de datos, debería servir como recordatorio de la necesidad de limpiar o reemplazar los filtros de aire de los sistemas de refrigeración y HVAC de sus centros de datos . Estos filtros contribuyen a proteger los sistemas electrónicos sensibles de las partículas en suspensión en el aire, incluyendo el humo procedente de incendios lejanos.
  2. Acelerar el mantenimiento y servicio planificado: los sistemas de infraestructura de los centros de datos no son los únicos que sufren un impacto negativo por el calor extremo y la baja calidad del aire. Los proveedores de electricidad a menudo tienen dificultades para responder al pico de demanda asociado con las altas temperaturas y por ello los cortes de electricidad resultan bastante frecuentes. Estos acontecimientos constituyen un pésimo momento para descubrir que uno tiene problemas con su sistema de alimentación ininterrumpida (SAI) o con sus unidades de refrigeración. Limpiar los serpentines del condensador y mantener los niveles de carga de compuestos refrigerantes representan ejemplos de mantenimiento proactivo que puede contribuir a evitar fallos inesperados.
  3. Activar las herramientas de eficiencia disponibles: muchos SAIs modernos vienen equipados con eco-modes de alta eficiencia que reducen las necesidades de alimentación eléctrica que el sistema extrae de la red. Las olas de calor como las que hemos sufrido recientemente llevan la red hasta sus límites, de modo que cualquier reducción de la demanda puede llegar a ser la diferencia entre un servicio ininterrumpido y un corte de electricidad devastador.
  4. Aprovechar fuentes de energía alternativa: no todos los centros de datos tienen acceso a fuentes de energía alternativa viables, pero aquellas que puedan utilizar opciones desconectadas de la red deberían aprovecharlas. Estas fuentes pueden incluir paneles solares dentro o fuera de sus instalaciones, así como otras fuentes alternativas, como parques eólicos remotos y baterías de ion-litio, para facilitar el retraso o reducción de los picos de consumo. El uso de generadores durante las olas de calor no resulta aconsejable a menos que se produzca un corte de electricidad. Los generadores diésel producen más emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con el cambio climático que las opciones de backup que utilizan la energía alternativa. De hecho, las organizaciones deberían posponer las pruebas planificadas de sus generadores durante las épocas de altas temperaturas.

"Estas olas de calor están siendo cada vez más comunes y extremas, lo cual genera una enorme presión sobre los proveedores de electricidad y operadores de centros de datos a nivel global", explicó John Niemann, Vicepresidente global del negocio de refrigeración de precisión de Vertiv. "Las organizaciones deben ajustar la intensidad de sus respuestas, preparándose de forma proactiva para el estrés que generan no solo sobre sus propios sistemas de alimentación eléctrica y refrigeración, sino también sobre la red en general. Priorizar el servicio de mantenimiento preventivo y colaborar con los proveedores de electricidad para gestionar la demanda puede contribuir a reducir la probabilidad de cualquier tipo de fallo de equipamiento relacionado con el exceso de calor".

"Este año nuevamente estamos viendo como diversas partes de Europa están experimentando récords de temperatura y en nuestro negocio específicamente hemos observado el impacto que tienen sobre los centros de datos. Priorizar la redundancia térmica y colaborar con un proveedor de servicios que tenga una extensa presencia local y capacidades de reparación de primer nivel puede marcar la diferencia en la disponibilidad de los centros de datos", aseguró Flora Cavinato, Directora global del portfolio de servicios. "Los tiempos de respuesta ágiles y los programas de mantenimiento proactivo pueden ayudar a las organizaciones a sustentar las operaciones de su negocio al tiempo que se optimiza la infraestructura crítica de manera efectiva".

Las recomendaciones emitidas hoy se suman a las guías previas de Vertiv, que incluyen:

  • Poner en marcha el mayor número de unidades de refrigeración posible para reducir la carga sobre cada unidad individual y ahorrar energía mediante controles de trabajo en equipo.
  • Valorar diferentes tipos de sistemas de refrigeración, incluyendo refrigerantes líquidos, refrigeración mediante circuito cerrado de agua fría y free cooling, que han sido diseñados para entornos de altas temperaturas.
  • Utilizar modelos predictivos para losimpactos térmicos, en lugar de datos históricos. A medida que aumenta la frecuencia de los acontecimientos de calor extremo, las métricas históricas suelen resultar inadecuadas para evaluar los riesgos actuales.


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