En momentos de agitación global no es extraño encontrar movimientos dentro y fuera de los países que abogan por desconectar determinadas áreas de Internet, ya sea como sanción o como mecanismo de opresión a los ciudadanos. Cuando se toman medidas de este tipo, se produce una fragmentación de la infraestructura abierta y global de Internet que afecta al uso de Internet para todos. Este concepto se conoce como "Splinternet". Para entender la Splinternet y su impacto en los flujos globales de información, primero es necesario entender la propia Internet.

Los expertos de DE-CIX han analizado las implicaciones técnicas de este fenómeno y por qué perjudica al ecosistema global de Internet.

Internet es, en efecto, una red de redes interdependientes

Existen unas 65.000 redes alrededor del mundo. Tanto las redes como los dispositivos tienen identificadores asignados que les permiten localizarse y comunicarse entre sí utilizando un protocolo, de tal manera que la información y los datos se dirijan donde deben ir. Las redes “conocen” qué otras redes tienen a su alcance, de tal manera que pueden “decidir” por qué itinerario circularán unos datos en concreto.

Dicho de otra forma, si nos encontramos en España y queremos consultar una página web alojada en Argentina, los datos de esta web podrían viajar cruzando el Atlántico hasta Lisboa y después hasta Madrid, o bien subir hasta Norteamérica, después a Londres y finalmente a la península ibérica. En el Internet público, no podemos estar seguros de qué ruta atravesarán los datos para llegar a su destino final, ya que se podría elegir un camino más largo por razones de coste o por problemas técnicos en alguno de los caminos más directos. En este sentido, los puntos de intercambio de Internet funcionan como un hub que permite que los datos viajen entre unas redes y otras, como si fuese un cruce de una autopista.

Por tanto, si un país completo se desliga de esta red, se disminuyen las rutas posibles que pueden tener los datos, lo que a su vez perjudica la estabilidad misma de Internet, que necesita de redundancias para protegerse ante incidentes en la red.

¿Cómo pueden desconectarse los países de Internet?

La erupción de un volcán submarino en enero de 2022 dañó los cables marítimos que permitían la conexión de la isla polinésica de Tonga con el resto del mundo a través de Internet. Esta es una rara excepción de desconexión de un país resultado de una catástrofe natural. Sin embargo, cuando un país “decide” cercenar las conexiones con el mundo exterior se trata de un asunto completamente diferente. Pueden hacerlo por distintas vías. La primera sería bloqueando determinados dominios para que estos no sean accesibles: es el mismo instrumento que utilizan las fuerzas de seguridad para bloquear el acceso a contenido ilegal alojado en otras jurisdicciones. Sin embargo, no es muy efectivo ya que es relativamente sencillo de burlar. Otra manera es el filtrado de ciertas direcciones IPs, de tal manera que los proveedores de servicios de Internet solo permiten la circulación de datos procedentes de dispositivos ubicados en ese país que cuenten con el permiso para acceder a Internet. Una última vía, la que se emplea en Corea del Norte, es forzar a los proveedores de servicios de Internet para que impidan que los clientes privados tengan acceso al sistema de enrutamiento, es decir, al protocolo que permite a las redes comunicarse entre sí. Esto aísla, de facto, a los ciudadanos de a pie, aunque los dispositivos autorizados pueden seguir teniendo acceso completo a Internet.

La latencia: la gran perjudicada

Cuando un país se desconecta de Internet, los países se ven afectados de varias maneras. Por un lado, es imposible acceder al contenido que se aloja en esta región desde el exterior. Pero más allá de esto, el tráfico de Internet se ve perjudicado en general, puesto que debe realizar un rodeo – ya que no se pueden utilizar las redes del país para cruzarlo – para llegar a su destino. En última instancia, esto se traduce en un deterioro de la calidad de la conexión, una mayor latencia (es decir, tiempos de respuesta más largos) y menor ancho de banda disponible.

A favor de una Internet abierta

Los datos deben fluir libremente para garantizar la transparencia y el acceso a la información. La fragmentación de Internet impacta negativamente no solo en el país afectado, sino también en el rendimiento y la fiabilidad de las conexiones en todo el mundo. La red fragmentada va en contra del propio concepto de Internet: un repositorio de información abierto y neutral tecnológicamente, y una herramienta para interactuar con el mundo.


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