En la búsqueda constante por el crecimiento en América Latina, las empresas han dado un paso importante en la transformación digital. Las nuevas tecnologías digitales permiten que los aparatos se comuniquen a través de sensores y sistemas inteligentes conectados a la red, capaces de descubrir patrones que facilitan el hallazgo de despilfarros o errores para desarrollar estándares de calidad y mejorar la retroalimentación en tiempo real e incluso que pueda remitirse desde fuentes variadas como proveedores, clientes, usuarios y redes sociales.

Al desarrollo organizado de ese gran volumen de información se le conoce como Big Data, el cual puede tener un alto grado de complejidad y se puede generar a grandes velocidades. El reto en este sentido es desarrollar la habilidad, el conocimiento y herramientas para manipular esta gran cantidad de datos generados por los objetos de forma tan rápida y masiva, por lo tanto, empiezan a surgir en el mercado servicios que posibilitan la administración del mundo de los datos para acceder a las conclusiones de forma ordenada y sistemática que guíen la optimización de procesos de diferente índole en cualquier giro.

De acuerdo con las últimas cifras publicadas por el Banco Mundial en relación con el mercado de los datos, alrededor de 35% fue el aumento en la inversión en Big Data en el mercado empresarial mundial, después de la crisis sanitaria.

En América Latina, resultó en 9%, lo que representa cerca de 8 mil millones de dólares y responde a la necesidad que tuvieron las empresas de cambiar su modelo de negocio presencial para enfrentar los retos de la pandemia y adaptarse exitosamente al universo online.

Para el 2025, IDC (International Data Corporation) prevé un 10,5% de crecimiento, esto representa una gran inversión en Big Data, lo que da cuenta de las tendencias del mercado en la región que se deben considerar para mantenerse competitivos en sectores como retail, servicios, tecnología y finanzas. Es importante destacar que el análisis de datos no está disponible sólo para grandes empresas, este ofrece oportunidades para pequeñas y medianas empresas de mantenerse en el mercado.

Una de las principales características del Big Data es su capacidad de crecimiento y alcance de conformidad con el rápido avance del Internet de las cosas. Una vez que los dispositivos adquieren características de almacenamiento, estos pueden acumular y compartir datos que albergan información clave de su funcionamiento y desempeño.

“La práctica del ensayo y error es la vía que nos permite bosquejar herramientas que cumplan con las exigencias de un mercado retador. En América Latina, no sólo debemos innovar con herramientas, sino que enfrentamos desafíos estructurales en el acceso a ellas, como consecuencia de la brecha tecnológica que ralentiza una adopción ágil de estas. Es por ello que es necesario diseñarlas desde la simplicidad para acelerar la adaptabilidad”, comenta Ricardo Karbage, Managing Director Brazil & Xerox LATAM Enterprise Business Leader.

La transformación de lo complejo en herramientas simples

Aunque los datos pueden ser masivos, eso no significa que la tarea de su gestión también lo sea. Con un manejo adecuado de datos, es posible eliminar procedimientos tediosos como la transcripción de documentos de papel para su digitalización. Una vez almacenados estos datos de manera segura, es posible centralizar y automatizar el control sobre comportamientos del mercado, atención a clientes, uso de insumos, capital humano, entre muchas otras.

El potencial del Big Data va más allá de una estrategia de negocio, la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) proyecta para América Latina que el uso de esta tecnología aupará la gerencia eficiente de los recursos naturales, humanos y financieros indiscutible para conseguir una economía sustentable en los próximos 10 años.


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