Los países que componen las diferentes geografías del planeta han tenido un desarrollo asimétrico en su adopción de nuevas tecnologías y lo mismo sucede en América Latina. El avance de 5G en la región, como en cualquier parte del mundo, depende de numerosos factores como pueden ser el desarrollo de la infraestructura, el despliegue de la fibra óptica, el coste del espectro, entre otros elementos, que lo están ralentizando.

Distintas realidades del 5G en Latam

Para comprender por qué se ven diferentes ritmos de avance del 5G en la región, lo primero es partir de la base de que todos los países de Latinoamérica y del mundo cuentan con gobiernos y reguladores diferentes y distintos sistemas socioeconómicos. “Para algunos países ha sido complejo el proceso de realizar licitaciones, poner el espectro a disposición y establecer precios justos que permitan márgenes para entrar después en la fase difícil. Esta etapa representa la inversión en compra de equipos, despliegue y puesta en producción de una tecnología totalmente nueva que requiere entrenamiento, una curva de aprendizaje y unos costos que no todos los proveedores están dispuestos a asumir”, explica Layi Félix, Directora Red de Acceso de Altice Dominicana.

También hay que preguntarse para qué se necesita el 5G, ya que hay países de la región donde ni tienen teléfonos. Como subraya Jose Otero, Vicepresidente para América Latina y el Caribe de 5G Americas, hay que saber a quién se apunta para querer desarrollar esta tecnología: ¿Sector empresarial, corporativo o la propia población? “Si quiero acabar con la brecha digital ignorando las realidades demográficas y económicas de un país nos golpearemos con una pared”, sentencia. El directivo insiste en que se deben controlar las expectativas con respecto al avance de esta tecnología y saber que “no se trata de lanzar el 5G solo para tener una nueva tecnología, sino que hay que hacerlo cuando sea apropiado y en las fases correctas para atender la demanda de los diferentes actores de la sociedad”.

El panorama actual refleja una realidad en la que se esperaban despliegues más rápidos y la expectativa para 2027 no es la que se preveía. Los datos ofrecidos por Alberto Arellano, Director de Infraestructura de Dominio de Latinoamérica de IDC, señalan que menos del 20% de las suscripciones móviles totales estarán con 5G y, en este sentido, algunos países están más avanzados que otros. “Por ejemplo, tenemos la expectativa de que en Chile un tercio de las conexiones sean 5G en cuatro años y en México apenas el 30%. Algunos países todavía no tienen estos servicios pero van a acelerarse son Colombia y Perú. Y, después, hay algunos casos que quedarán por detrás del promedio, en Centroamérica apenas el 11% de las suscripciones están en el esquema 5G. Al final, esta desaceleración o retraso en los despliegues hace que haya operadores que se tomen más tiempo para hacerlo bien, lo que supone una oportunidad. Recordemos que antes de un despliegue de 5G antecede uno de fibra óptica”.

Sin fibra óptica no hay 5G

Latinoamérica tiene pendientes numerosos retos que debe resolver. La región precisa de reformas en políticas de telecomunicaciones que estimulen el desarrollo de 5G. A este respecto, Jose Otero explica que hay países que cuentan con unas reformas de telecomunicaciones que les han posicionado en una fase más avanzada como es el caso de México y República Dominicana o, en menor medida, Colombia y Brasil, y otros países que están tratando de legislar un entorno digital con una estructura legal creada para un entorno analógico. “Uno de los grandes problemas que enfrentamos en Latam para el despliegue de 5G y cualquier otra tecnología es que las personas que toman las decisiones no tienen ni idea del sector y las regulaciones para acercarse a la tecnología”, puntualiza Otero.

Para el despliegue del 5G una de las prioridades es la migración tecnológica hacia la fibra óptica. “Para que se cubran las expectativas de 5G algunos países requieren hasta un 50% más de fibra, no solo en las zonas nuevas donde se fortalece la cobertura sino también en aquellas donde hay ya cobertura de algún otro tipo de red. Las ‘torreras’ van a jugar un papel clave, no solo por ser los lugares donde se colocan los equipos sino también por ser esos nodos donde se encuentra la fibra. Hoy la fibra no es suficiente independientemente del país, y eso hace que se abra la puerta a nuevos jugadores en el mercado que puedan hacer esos despliegues de una manera más acelerada”, destaca el portavoz de 5G Americas.

Alberto Arellano destaca otro reto relacionado con el reconocimiento del potencial del 5G, que esta tecnología puede servir para más cosas que para conectar dispositivos móviles. “Los reguladores pueden desarrollar en conjunto con los operadores el 5G privado que pueden sumar a la automatización o a la industria 4.0, entre otras”.

Poner un tope a los precios de espectro podría ayudar a dar grandes pasos en este sentido, ya que en algunos países se vuelve prohibitivo.

Otra de las asignaturas pendientes es la inversión en infraestructura, ya que todavía se sigue invirtiendo en redes LTE o 4G y todavía esperan que les dé una rentabilidad.

Layi, por su parte, habla de la alfabetización digital: si la población no comprende los beneficios y bondades de la tecnología, no se verán interesados en utilizarla y eso podría traer como consecuencia una ralentización en la adopción y un desinterés del despliegue del mismo operador.

Finalmente, los expertos agregan a que todos los beneficios que tiene el 5G se verán postergados porque vivimos una escasez de microprocesadores.

¿2023 será un año significativo para el 5G?

Se esperan valores aproximados de 1400 - 1700 millones de usuarios utilizando 5G en este 2023, según describe Layi Félix: “Pero las previsiones van a ser positivas igual aunque no se alcancen estos valores”. Hay varias razones: los países están sobrepasando las barreras regulatorias; existe más documentación en el mercado; hay una curva de aprendizaje tomando el ejemplo de otros países, algo que no pasaba hace 3 años; y la dinámica se va eficientizando para las implementaciones. “Todas las previsiones apuntan a que entre 2023-2025 se experimenten grandes avances”, vaticina.

“2023 será un año significativo porque hay avances. Ha sido un año que ha servido para que muchos operadores y fabricantes piensen casos de uso aterrizados para la realidad de Latam. Si bien estamos lejos de automóviles conectados o cirugías remotas porque no hay esa infraestructura desarrollada, sí hay otros casos de uso en manufactura que tienen que ver con automatización, redes de transporte inteligente, smart buildings o la agroindustria en Brasil. Todo esto prepara este final de año para un gran arranque del 2024 en temas de planeación para nuevos despliegues de 5G”, concluye Alberto Arellano.

Broadcast DCD>Telco&5G

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Estos expertos ampliarán sus análisis el próximo 6 de septiembre en el broadcast DCD>Telco&5G en un panel titulado Expectativa VS. Realidad del 5G en Latam: ¿Por qué ambas no bailan al mismo son?


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